'No contemplamos en este momento ningún confinamiento domiciliario', dijo Salvador Illa en una rueda de prensa, una estrategia que contrasta con países como el Reino Unido, que volvió a confinar a su población.
Cinco regiones españolas pidieron esta semana al gobierno central que implemente un confinamiento estricto mientras el número de casos de covid-19 sigue aumentando en el país desde las fiestas de fin de año.
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Después de haber superado la semana pasada la cifra simbólica de dos millones de casos confirmados, España registró el viernes un récord de 40.197 casos en 24 horas.
La situación es 'muy preocupante' pero ahora 'tenemos experiencia y sabemos como doblegar esta curva' de contagio, dijo Illa.
Las autoridades consideran suficientes las restricciones aplicadas en el marco del estado de emergencia sanitaria, vigente hasta el mes de mayo, y que las regiones están endureciendo.
Se trata de medidas como los toques de queda, el cierre de determinadas ciudades o zonas, la reducción de la capacidad y de los horarios de bares y restaurantes o la prohibición de entrar en una región a menos que exista una razón válida.
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Sin embargo el gobierno está dispuesto a revisar la hora del toque de queda, indicó Illa.
El decreto de estado de emergencia permite actualmente a las regiones fijar sus toques de queda entre las 22H00 y las 07H00, con una tolerancia de una hora más o menos.
Pero Castilla y León (centro) decidió el viernes establecer su toque de queda a las 20H00 y el País Vasco (norte) a las 18H00.
Ante el retraso en la entrega de las vacunas anunciado el viernes por la firma Pfizer, el ministro anunció que los países de la Unión Europea recibirán la próxima semana 'el 56% de las dosis previstas', es decir, aproximadamente 205,000 dosis para España frente a las 350,000 iniciales.
Se dará prioridad a los que recibieron la primera dosis al principio de la campaña de vacunación y ahora necesitan la segunda dosis, explicó.
'La semana siguiente la previsión es recibir las dosis que estaban previstas', dijo, estimando que la vacunación había alcanzado su 'velocidad de crucero' en España, donde se ha administrado el 70% de las dosis recibidas.
El objetivo del gobierno es vacunar al 70% de los 47 millones de españoles antes del verano.
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