Con una mascarilla quirúrgica y gorra de béisbol, Cohen arribó a su apartamento en Manhattan alrededor de las 10:40 de la mañana tras salir de la cárcel de Otisville, Nueva York.
Retiró cajas de documentos legales del maletero de un auto. Un portero uniformado de la lujosa residencia no lejos de la Torre Trump las llevó en un carrito para equipaje hasta el vestíbulo. Se abstuvo de hablar con los reporteros en la acera.
“Me siento tan feliz de estar de regreso en casa y con mi familia”, tuiteó Cohen poco más de una hora después de llegar. “Hay tantas cosas que quiero decir y que tengo la intención de decir, pero ahora no es el momento. Pronto. Gracias a todos mis amigos y los que me apoyaron”.
Preguntado sobre la liberación de Cohen, Trump dijo que no estaba enterado y se negó a abundar en declaraciones.
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Cohen, de 53 años, cumplía su condena en el penal federal de Otisville tras declararse culpable de numerosos cargos, entre ellos fraude financiero electoral y mentir al Congreso. Ingresó a la cárcel en mayo del año pasado y su salida se esperaba para noviembre de 2021.
Activistas y líderes del Congreso presionaron al Departamento de Justicia durante semanas para la liberación de los presos en situación de riesgo ante un posible brote de coronavirus, alegando que era casi imposible cumplir la recomendación de guardar una distancia de seguridad de 1,8 metros (6 pies).
En marzo y abril, el secretario de Justicia, William Barr, ordenó a la Oficina de Prisiones recurrir más al arresto domiciliario y acelerar la salida de los reos de alto riesgo que podían beneficiarse de la medida, comenzando por tres centros identificados como puntos importantes de contagio. Otisville no es uno de ellos.
Un juez federal había denegado el pedido de Cohen de pasar a detención domiciliaria después de 10 meses de prisión y dijo en un fallo semanas atrás que “parece ser un esfuerzo más para aparecer en las noticias”. Pero la autoridad penitenciaria puede trasladar a un preso a detención domiciliaria sin la orden de un juez.