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La comunidad LGBTQ de Croacia sufre una crisis de salud mental

La mayor parte de la ansiedad que sufre esta comunidad se deriva del miedo permanente a la violencia, la discriminación y el acoso, según los expertos
29.04.2023

ZAGREB, CROACIA.- Viktor Zahtila cuenta que fue agredido al menos una docena de veces por ser gay en Croacia, donde los ataques y la discriminación desenfrenada hacia la comunidad LGBTQ ha llevado a una crisis de salud mental “alarmante”, según un estudio.

Zahtila, cineasta y pionero en el activismo por los derechos de las personas LGBTQ en Croacia, explica que la mayoría de los ataques ocurren en Zagreb, la capital, así como en la costa del Adriático, donde fue víctima de una feroz golpiza, en un centro turístico.

“Literalmente nos golpearon (...) Duró tanto que en un momento pensé que era el final, que no sobreviviría”, cuenta a la AFP recordando el ataque que sufrieron él y su novio.

Esa agresión y la violencia posterior provocaron episodios de ansiedad que persiguieron a Zahtila durante años.

“Cuando un hombre con aspecto de macho camina hacia mí por la calle, mi corazón comienza a latir con fuerza, me pongo pálido, me paralizo (...) luego me doy cuenta de que es sólo un tipo que pasó, pero siento como si alguien me hubiera golpeado en el estómago”.

Tristemente esta experiencia es común para muchos en la comunidad LGBTQ de Croacia.

Un estudio publicado el mes pasado, el primero de su tipo en este país, encontró que el 25% de los croatas LGBTQ han sido agredidos físicamente.

Casi las tres cuartas partes de la comunidad ha tenido pensamientos suicidas, y más del 15% dijeron que habían intentado terminar con sus vidas.

“Sabíamos que las cifras serían preocupantes, pero estamos gravemente sorprendidos”, dijo Daniel Martinovic, portavoz de Rainbow Families, la organización que realizó la encuesta.

“Son alarmantes”, agrega Martinovic, porque los datos sugieren que muchos miembros de la comunidad LGBTQ de Croacia están lidiando con ansiedad severa.

Miedo

El informe indica además que las tres cuartas partes de las personas LGBTQ de Croacia han experimentado discriminación abierta, incluso en los lugares de trabajo, las instituciones públicas y los servicios médicos.

“Los datos muestran claramente que en nuestra sociedad las personas que no son heterosexuales no se sienten seguras, iguales, respetadas ni protegidas”, dijo la psicóloga Matea Popov, una de las investigadoras que ayudó a realizar la encuesta.

La mayor parte de la ansiedad que sufre esta comunidad se deriva del miedo permanente a la violencia, la discriminación y el acoso, según los expertos.

La frecuencia de este tipo de incidentes sólo confirma sus peores temores, según Popov, lo que hace que las pequeñas tareas de la vida cotidiana sean potencialmente molestas.

Este país marcadamente católico ha vivido durante la última década, una liberalización gradual.

Aunque el matrimonio igualitario sigue siendo ilegal, las parejas del mismo sexo pueden registrarse como “compañeros” de vida” desde 2014, un estatus que les otorga la mayoría de los derechos que las parejas heterosexuales casadas.

A pesar de algunos avances, las tradiciones en Croacia están marcadas por la historia hiperpatriarcal de la cultura balcánica y por la influencia de la iglesia católica y de grupos ultraconservadores.

En 2013, los ultraconservadores lograron iniciar un referéndum que prohibió el matrimonio igualitario. El grupo Zagreb Pride dijo que esto abrió el camino para crear un “ambiente político y social negativo” que condujo a un aumento en los crímenes de odio.

“Duro golpe”

La discriminación se siente con fuerza en la comunidad trans.

Diana Avdic, una mujer trans que vive en Zagreb, cuenta que durante años sufrió discriminación y vivió un “duro golpe” cuando sus compañeros de la Universidad de Zagreb, donde estudiaba medicina, la rechazaron después de que “salió del armario”.

“Enfrenté la falta de comprensión, distanciamiento y aislamiento”, dijo la joven de 26 años a la AFP.

La discriminación no se limitó sólo a sus compañeros. Una vez, en una oficina municipal, un empleado se negó a proporcionarle un formulario para registrar su nuevo nombre y la acusó de intentar “engañar al mundo”.

A diferencia de muchas personas LGBTQ en Croacia, su familia la apoyó, lo que le ofreció un respiro muy necesario, en medio de la intolerancia.

Pero, para un residente de Zagreb de 36 años, que se identifica como transgénero no binario y pidió que no se publique su nombre, la discriminación proviene también del personal médico.

“La psiquiatra dijo que mientras tuviera un nombre femenino y una ‘F’ en mis documentos, se dirigiría a mí de esa manera”, relató a la AFP acerca de un incidente que vivió mientras estuvo hospitalizado recientemente.

“Me molesta tener que convencer a un doctor de que efectivamente existo como soy”, explica.

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