BUENOS AIRES, ARGENTINA.-Máximo Thomsen, uno de los condenados por la brutal muerte del joven Fernando Báez Sosa, se desmayó cuando la jueza daba lectura al fallo en el caso.
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El abogado defensor Hugo Tomei solicitó que los acusados escucharán de pie la sentencia y fue en ese momento en que Máximo se desvaneció entre las personas paradas.
Cuando eso pasó, la jueza solicitó asistencia médica y pausó la lectura de la sentencia. Luego de varios minutos se reanudó la lectura, pero Máximo ya no estaba, al igual que los padres de Fernando Báez Sosa.
Otro de los afectados por la sentencia fue Luciano Pertossi, quien lloró desconsoladamente tras conocer que permanecerá toda su vida en prisión.
Crimen de Fernando Báez Sosa
Cinco amigos de entre 21 y 23 años, compañeros en un pequeño club de rugby de provincia, fueron condenados a prisión perpetua por el crimen de Báez Sosa, golpeado hasta la muerte hace tres años en Argentina, un caso que conmocionó al país.
El fallo contra Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Matías Benicelli, Luciano Pertossi y Enzo Comelli, por homicidio doblemente agravado, fue leído este lunes ante los condenados en la sala del tribunal en la ciudad de Dolores, en una audiencia en la cual estuvieron presentes los padres de Báez Sosa.
Otros tres jóvenes rugbiers, Blas Cinalli, Lucas Pertossi y Ayrton Viollaz, fueron sentenciados a 15 años de prisión, al ser considerados partícipes secundarios.
La lectura de la sentencia, acordada por unanimidad, fue transmitida en directo por televisión. En Dolores, 220 kilómetros al sur de Buenos Aires, decenas de personas expresaron su solidaridad con los padres de Báez Sosa.
El juicio iniciado el 2 de enero cautivó al país, que se había conmovido con el crimen del estudiante de derecho de 18 años, ocurrido el 18 de enero de 2020 en Villa Gesell, 370 km al sur de Buenos Aires.
Aquel verano, los condenados vacacionaban en ese balneario sobre la costa atlántica argentina muy popular entre los jóvenes.
Esa noche fueron expulsados de una discoteca en la cual había comenzado una pelea. En la calle, los rugbiers aislaron a Báez Sosa y lo agredieron a puños y patadas, en una paliza que le provocó la muerte por múltiples lesiones.