WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS.- Yanet Yellen, nominada como secretaria del Tesoro de Estados Unidos por el presidente electo
Joe Biden, volverá a hacer historia si es confirmada en el cargo por el Senado, luego de ser la primera mujer en encabezar la Reserva Federal (Fed), el emisor más poderoso del mundo.
Con Yellen, de 74 años, Biden eligió a una economista progresista centrada en el desempleo, que apoya el estímulo fiscal y la lucha contra el cambio climático.
La ex titular de la Fed tiene pericia en los mercados laborales, una habilidad cotizada en un momento de crisis en que la pandemia ha duplicado el desempleo al 6,9% desde el 3,6% de febrero.
La nominada por Biden conoce al actual presidente de la Fed, Jerome Powell, quien se desempeñó como su lugarteniente cuando dirigía el banco central y cuyo mandato finaliza en 2022.
Hija de un médico judío, Yellen, que todavía habla con el acento de su Brooklyn natal, se graduó de la Universidad de Yale y pasó un tercio de su carrera en la Fed, primero como investigadora económica y luego en roles más altos.
También se desempeñó como asesora económica del expresidente Bill Clinton entre 1997 y 1999, enseñó en la Universidad de California en Berkeley y dirigió el Banco de la Reserva Federal de San Francisco.
En 2010, se convirtió en adjunta del expresidente de la Fed Ben Bernanke, y supervisó el gran plan de apoyo monetario para ayudar a la economía estadounidense a salir de la crisis financiera mundial de 2008.
Cuando lo sucedió cuatro años después, la revista Forbes la calificó como la segunda mujer más poderosa del mundo, detrás de la canciller alemana Angela Merkel.
Con Yellen, de 74 años, Biden eligió a una economista progresista centrada en el desempleo, que apoya el estímulo fiscal y la lucha contra el cambio climático.
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Si recibe luz verde del Senado, estará en el centro de la tormenta económica en Estados Unidos, que ha experimentado una desaceleración récord en su crecimiento anualizado y decenas de millones de despidos mientras lidia con la epidemia de coronavirus.
A menos que el Congreso actúe antes de la toma de posesión de Biden el 20 de enero, Yellen probablemente tendrá la iniciativa para tratar de aprobar un nuevo paquete de estímulo para ayudar a la recuperación económica del país.
'La política fiscal tiene un papel muy importante que desempeñar ahora', dijo en noviembre Yellen, actualmente miembro distinguido de la Brookings Institution en Washington. 'Creo que es esencial', añadió.
Pasión por el trabajo
Yellen, una apasionada economista con una forma de hablar erudita, en ocasiones cargada de jerga, está casada con el ganador del Premio Nobel de Economía George Akerlof.La ex titular de la Fed tiene pericia en los mercados laborales, una habilidad cotizada en un momento de crisis en que la pandemia ha duplicado el desempleo al 6,9% desde el 3,6% de febrero.
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Además cuenta con el respeto de los legisladores que recuerdan sus esfuerzos por normalizar la política monetaria de la Fed después de la crisis financiera global de 2008.
Cercana a la élite económica progresista, Yellen ha ido más allá de Biden al pedir un impuesto a las emisiones de carbono para combatir el cambio climático.
'Necesitamos políticas públicas orientadas a hacer una gran diferencia en el cambio climático', dijo recientemente.
Rivalidad con Trump
Tras asumir la Presidencia en 2017, Trump expulsó a Yellen de la Fed, descontento con su política de tasas de interés, convirtiéndola en una de las pocas presidentas que no permanece en el cargo por un segundo mandato.La nominada por Biden conoce al actual presidente de la Fed, Jerome Powell, quien se desempeñó como su lugarteniente cuando dirigía el banco central y cuyo mandato finaliza en 2022.
Hija de un médico judío, Yellen, que todavía habla con el acento de su Brooklyn natal, se graduó de la Universidad de Yale y pasó un tercio de su carrera en la Fed, primero como investigadora económica y luego en roles más altos.
También se desempeñó como asesora económica del expresidente Bill Clinton entre 1997 y 1999, enseñó en la Universidad de California en Berkeley y dirigió el Banco de la Reserva Federal de San Francisco.
En 2010, se convirtió en adjunta del expresidente de la Fed Ben Bernanke, y supervisó el gran plan de apoyo monetario para ayudar a la economía estadounidense a salir de la crisis financiera mundial de 2008.
Cuando lo sucedió cuatro años después, la revista Forbes la calificó como la segunda mujer más poderosa del mundo, detrás de la canciller alemana Angela Merkel.
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Afable y de baja estatura, con el rostro enmarcado por un casco de pelo blanco, Yellen nunca perdió la compostura ante los ataques de los legisladores republicanos.
Al principio del mandato de Trump, no dudó en advertir sobre los riesgos que tendrían sobre el déficit fiscal recortes de impuestos como los que proponía el presidente republicano.
Y con el déficit en aumento, ese será uno de los problemas que deberá enfrentar.