El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró este lunes que el país no se convertirá en un 'campo de inmigrantes', en una dramática confirmación de su controvertida política de 'tolerancia cero' con la migración clandestina.
'Estados Unidos no será un campo de inmigrantes, y no será un complejo para mantener refugiados. No lo será', dijo el mandatario en la Casa Blanca, donde volvió a responsabilizar a los legisladores demócratas por una legislación que clasificó como 'horrible'.
Durante una ceremonia dedicada a la política espacial, Trump se refirió al escándalo que sacude al país por la separación de niños de sus familias migrantes, pero dejó claro que la medida seguirá aplicándose.
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De acuerdo con el mandatario, entre los inmigrantes que buscan entrar al país hay personas 'que pueden ser asesinos y ladrones, y muchas cosas más. Queremos un país seguro, y eso empieza en la frontera. Y así será'.
Como lo ha hecho en días recientes, Trump dijo que la responsabilidad por la controvertida separación de familias en la frontera es de responsabilidad de los legisladores del Partido Demócrata, aunque el Partido Republicano controla las dos cámaras del Congreso.
'Si los demócratas deciden sentarse en vez de obstaculizar, podríamos hacer algo muy rápidamente, algo bueno para los niños, para el país, y para el mundo. Eso podría ocurrir rápidamente', dijo.
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La insistencia de Trump en que la odiosa normativa que separa familias se apoya en una legislación aprobada durante el gobierno de Barack Obama ya ha sido cuestionada por legisladores demócratas y republicanos.
Casi simultáneamente, en una nota oficial el Secretario General de la ONU, el portugués Antonio Guterres, expresó su convicción de que los niños inmigrantes no deben ser separados de sus familias.
'La unidad de las familias debe ser preservada', afirmó.