Así es la realidad exhibida en el crucero Diamond Princess en entrevistas de The Associated Press con pasajeros, y en tuits y videos en YouTube.
En ocasiones reina una atmósfera casi festiva, como cuando japoneses navegan cerca del barco en sus Jet Skis y gritan saludos. En otras cunde la ansiedad, como cuando la tripulación confirma nuevos casos del virus.
Hasta el jueves había 218 confirmados, el número más grande fuera de China. Un pasajero que se enfermó narró la aterradora experiencia de ser sacado del barco y llevado de inmediato a un hospital envuelto en plástico para evitar contagios.
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Pasan los días con pequeñas irritaciones e inconvenientes, como sábanas que no se lavan y comida aburrida, mientras la tripulación pasa dificultades para atender sus necesidades y las de cientos de pasajeros.
Lo positivo
Aun en medio de la cuarentena, Cheryl y Paul Molesky parecen de vacaciones.La pareja de Syracuse, Nueva York, ha colocado videos en YouTube de sí mismos descansando en sus batas de baño en el balcón de su camarote, observando el océano y la cima nevada del Monte Fuji.
“Tratamos de mantener una actitud positiva, de que no estamos lastimados, no estamos adoloridos, de que estamos disfrutando el momento”, declaró en una entrevista Paul Molesky, alfarero de 78 años. “Ha sido muy agradable”.
La embarcación, que tiene 17 cubiertas, ha mejorado su servicio de internet y Cheryl pasa varias horas por día respondiendo emails y textos y editando sus videos para YouTube.
“Ahora que estamos aquí en cuarentena somos el centro de atención, cuando estamos en nuestro país nadie nos da tanta atención”, comentó Cheryl, una maestra retirada de 59 años.
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El aburrimiento
Un pasajero de unos 30 años que pidió permanecer anónimo dice que pasa sus días tomando fotos de la comida y colocándolas anónimamente en Twitter.“Lo único que puedo hacer es esperar y tuitear”, comentó.
En el barco hay un restaurante de sushi, un baño estilo japonés y un teatro, pero mayormente los pasajeros ahora están confinados a sus camerinos. Muchos de esos camerinos, sin embargo, son más pequeños que una habitación de hotel.
Las habitaciones más económicas no tienen mucho más espacio que para una cama doble y aparte de una silla de escritorio no tienen ningún otro mueble donde sentarse, según fotos colocadas en el website del barco.
Las habitaciones más económicas ni siquiera tienen ventanas. Las que tienen balcones son de unos 20 metros cuadrados o menos (222 pies cuadrados), según el website. Muchas de las habitaciones en el interior del barco, que tienen espejos en vez de ventanas, son de apenas 15 metros cuadrados (158 pies cuadrados).
Los huéspedes a menudo tienen que cambiar sus propias sábanas, lavar sus baños y su ropa, ya que está restringido el contacto con la tripulación y los demás pasajeros.
Matthew Smith, uno de los pasajeros, se ha pasado el tiempo colocando reseñas de sus comidas en Twitter, y sus intentos de hacer que le traigan más café. Tuiteó que se siente “como un gato encerrado esperando el momento del día en que le traen su lata de comida. ¿Ya es hora? ¿Ya es hora?”.
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El temor
En un video reciente colocado en Twitter, un grupo de hombres con uniformes del Diamond Princess y máscaras higiénicas están de pie a la cámara.“Estamos asustados. Hacemos un llamado al gobierno de la India y a las Naciones Unidas para que nos ayuden, para que nos segreguen con urgencia”, dice un hombre en el video identificado como Binay Kumar Sarkar tras quitarse la máscara. “Debemos ser rescatados de inmediato y reunidos con nuestros familiares antes de que sea demasiado tarde”.
Algunos de los tripulantes que han dado positivo del virus son trabajadores del restaurante, el bar o del equipo de limpieza que probablemente tuvieron contacto con pasajeros.
“Antes de que fuera impuesta la cuarentena, todo andaba normal, todo el mundo se movía libremente a bordo, así que hay numerosas posibilidades de contagio en ese lapso”, estimó Kazuho Taguchi, director de cooperación en salud global para el Ministerio de Salud de Japón.
El jueves, una madre australiana y su hija, con máscaras higiénicas, le contaron al canal australiano Nine Network, desde un hospital japonés, la manera en que fueron sacadas del crucero luego que la hija dio positivo al coronavirus.
“Me pusieron en una especie de silla de ruedas, envuelta en una especie de burbuja de plástico, y me guiaban por todos lados”, declaró la hija, Bianca D’Silva, una estudiante de derecho de 20 años.
Bianca y su madre, Suzanne, estuvieron enfermas un tiempo pero ahora están bien.
“Honestamente, me sentí con un simple resfriado común y corriente. Ahora me siento bien, físicamente. Me dolía un poco la cabeza y tenía un poquito de fiebre, pero eso fue todo”, dijo Bianca.