Seis presuntos pandilleros murieron al enfrentarse a efectivos de la policía y de las fuerzas armadas en otro episodio del combate a estas estructuras criminales que en los últimos meses han emigrado hacia el campo, informaron el lunes las autoridades.
La Policía Nacional Civil y la Fiscalía General de la República reportaron que unidades de las fuerzas de seguridad fueron alertadas de la presencia de los delincuentes en una zona rural del municipio de Olocuilta, a 22 kilómetros al sureste de la capital, produciendo el enfrentamiento armado entre la noche del domingo y la madrugada del lunes.
En lo que va del año se han registrado más de 480 intercambios de disparos entre las fuerzas de seguridad y grupos armados asociados a las pandillas, en los que han muerto más de 430 presuntos criminales.
Luego de una matanza de 11 trabajadores en abril que se le atribuye a las pandillas, el gobierno salvadoreño decretó estado de emergencia en siete cárceles y trasladó a un penal al oeste del país a los reconocidos cabecillas de estos grupos criminales.
Días después logró que la Asamblea Legislativa aprobara un paquete de medidas extraordinarias que afectan al sistema penitenciario y los autoriza para someter aislamientos severos a estos criminales.
Según las autoridades de Seguridad Pública, las pandillas son responsables de la mayoría de los crímenes que se cometen en el país. Están involucradas en el narcotráfico y el crimen organizado, extorsionan y cobran derecho de piso a comerciantes y empresarios del transporte, y asesinan a los que se niegan a pagar.
Las maras o pandillas, que tienen presencia en barrios y colonias populares, están integradas por unos 70,000 jóvenes y adultos.
Unos 13,000 están presos y sus cabecillas han sido enviados a una cárcel de máxima seguridad, donde están completamente incomunicados con el exterior y ni siquiera se les permite que los visiten sus familiares.