En total son 60.2 millones de hispanos los que viven en el país norteamericano, pero solo un poco menos de la mitad (30 millones) puede ejercer el sufragio, el equivalente al 13% del total de los votantes.
La mayoría de estas personas viven en California, Texas, Florida, Nueva York, Arizona, Illinois, Nueva Jersey, Colorado, Nuevo México y Pensilvania, ubicados en la frontera sur o en la costa este de esa nación, donde evidentemente los migrantes prefieren establecerse, según arrojan los datos de 2018 la Oficina de Censo de los Estados Unidos.
Para Graco Pérez, experto en asuntos internacionales, el asentamiento de hispanos y principalmente latinos en estos puntos geográficos se debe a que están ubicados en la frontera con México, de donde procede la mayoría de ellos.
En cambio, en Florida están los electores cuyo país natal es Cuba y Venezuela, ubicados en el Caribe y sur de América, respectivamente. Mientras que Nueva York se convirtió en una región pluricultural, pues alberga a personas de Europa y principalmente de Latinoamérica.
“Al estar ellos concentrados, por el sistema (electoral) de Estados Unidos, pueden hacer repercutir. Por ejemplo, si el hispano sale a votar inclina la balanza de alguna forma hacia el Partido Demócrata”, explicó Pérez, en referencia que los nacidos en países donde se habla el español prefieren entregar su voto a los demócratas.
En California, el estado que más delegados tiene, viven 15.6 millones de hispanos, pero solo tres de cada diez pueden votar, favoreciendo históricamente a los candidatos demócratas, como ocurrió en 2016 con Hillary Clinton.
La aspirante demócrata consiguió los 55 delegados del Consejo Electoral de ese populoso estado, donde las proyecciones también posicionan a Joe Biden con 29.1 puntos por arriba del republicano Donald Trump en los próximos comicios.
Lo mismo ocurrió con Nueva York, donde Clinton ganó los 29 delegados. Las proyecciones del sitio web FiveThirtyEight colocan a Biden como el favorecido en ese estado, donde hay 13.8 millones de votantes; dos de ellos son hispanos o latinos.
De los diez estados con más población de raíces hispanas, las proyecciones apuntan a que Biden obtendría la ventaja en siete, mientras que Trump solamente alcanzaría los 38 delegados de Texas, que en 2016 aportaron para alcanzar la presidencia. Florida y Pensilvania están a la disputa.
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Texas, tierra de migrantes, es el segundo con mayor población hispana, pero no la suficiente al compararlo con el voto blanco.
Sin embargo, con el paso de los años y el creciente número de latinos que cumplen los requisitos para elegir a los gobernantes, la disputa es más reñida.
La última proyección señala que Trump superaba por apenas 1.8 puntos a Biden en ese estado, el segundo con más delegados. La cifra es cambiante cada día pero ha aumentado más durante esta semana,
“Los estados que marcan la diferencia son Ohio, Michigan, Pensilvania, Wisconsin, y los de abajo, California, Texas, la Florida y un poquito en medio del mapa, Nueva York, que también tiene mucha concentración de latino y de migrantes”, puntualizó el experto en temas internacionales.
Para Pérez, California es la región más importante por el número de delegados, seguidamente de Texas, con 38, Florida y Nueva York con 29 delegados cada uno. Illinois y Pensilvania tienen 40 en total, 20 en cada estado.
Todos estos lugares tienen gran concentración hispana, incluso Pensilvania, que de los 50 estados (más el Distrito de Columbia) es el onceavo con más votantes procedentes de países de habla español.
En muchos casos el número de delegados puede ser mínimo en comparación con otros estados, pero la cantidad de hispanos en ese sitio puede favorecer en gran parte a los candidatos, especialmente al demócrata Joe Biden, que las escuestas lo posicionan como el ganador de los comicios.
Si Trump o Biden ganan en esos diez estados tendrían a 232 de los 270 delegados necesarios para que uno de ellos se convierta en el próximo presidente de los Estados Unidos.
No hay información certera o encuestas que muestren cuántos de los 30 millones de hispanos ejercerán el sufragio, pero los expertos estiman que muchos no acudirán a las urnas.
“Se habla de que nunca se alcanza ni el 50% de los latinos que están habilitados para votar, porque seguramente no sienten que pueden cambiar algo; es una cuestión que traemos nosotros en Latinoamérica”, dijo Pérez.
En 2016 solo el 47.6% de los votantes hispanos ejercieron el sufragio, de acuerdo con la Oficina de Censo de los Estados Unidos.
La diferencia en este 2020 es la forma de voto y que la comunidad hispana aumentó, al punto de convertirse en la primera fuerza de las minorías étnica apta para votar.
¿Cómo votaron los latinos en 2016?
Aunque Hillary Clinton, candidata por el Partido Demócrata, ganó en el voto popular, fue el republicano Donald Trump el elegido como presidente de los Estados Unidos.En 2016, Clinton ganó en 20 de los 50 estados, pero en Colorado, Nuevo México y Nevada, su triunfo estuvo relacionado por el voto latino, de acuerdo con análisis de medios internacionales.
Además, alcanzó la mayoría de delegados en cinco de los diez estados que marcan la diferencia y donde hay más población latina: los 55 de California, 29 de Nueva York, siete de Nuevo México, 20 de Illinois y nueve de Colorado.
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Para ese mismo año, Trump obtuvo el 29% del voto hispano, lo que sorprendió al país entero especialmente por su discurso antiinmigrante, que meses después comenzaría a aplicar.
Trump obtuvo la mayoría de delegados en 30 estados. Tres de los que le dieron una leve ventaja fueron Wisconsin, Michigan y Pensilvania, donde la población latina o hispana no es tanta pero el número de delegados en los tres estados sumaron los 46 (10,16 y 20, respectivamente).
Según Graco Pérez, el voto hispano a favor de los republicanos, en este caso de Trump, está ligado a la segunda y tercera generación, es decir los hijos y los nietos de los migrantes de países que hablan español, quienes tienen mejores oportunidades y no se ven afectados directamente por políticas antiinmigrantes.
Así funciona el Colegio Electoral
En Estados Unidos el cargo a la presidencia y vicepresidencia es de forma indirecta, es decir que, no son los ciudadanos quienes deciden quién ganará, pero sí eligen a los 538 delegados del Colegio Electoral.Los delegados son los encargados escoger al presidente estadounidense, es decir que, para que un candidato se proclame ganador debe obtener la mitad más uno de los votos: de los 538 delegados deberá alcanzar los 270.
Los delegados son elegidos por cada partido, pero no pueden participar miembros del Congreso. Los partidos tienen una lista de potenciales electores, calculados según la población y la cantidad de congresistas en el Senado y la Cámara de Representantes.
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Hay estados que apenas tienen tres delegados y otros, como California, que suman 55. La Constitución permite que cada estado compute los votos a su manera y generalmente el candidato que obtiene más votos se lleva todos los delegados o electores, con excepción de Nebraska y Maine,
En la mayoría de regiones la regla es sencilla: el candidato que obtenga la mayoría de votos de los delegados ganará; entre más estados gane más fácil obtendrá los 270 electores necesarios para alcanzar la presidencia.
Esto permite que, aunque un candidato gane el voto popular, no alcance la presidencia en ese país, contrario a lo que ocurre en Honduras y otros países de América Latina, donde la elección es directa.