Militares y policías hallaron un campamento de forajidos en el sur de México donde rescataron a un secuestrado, hallaron restos humanos en un refrigerador y descubrieron siete cadáveres en fosas clandestinas.
Realizaron el hallazgo macabro el martes en una región del estado sureño de Guerrero donde pandillas rivales del narco se han lanzado a una ola de extorsiones, secuestros y batallas por la plaza.
El vocero de seguridad de Guerrero, Roberto Alvarez, dijo que una patrulla conjunta del ejército y la policía recibió la denuncia de que había cautivos en un campamento rural en un cerro en Zitlala, cerca de la ciudad de Chilapa.
Al acurid al lugar, la patrulla pudo liberar a un secuestrado. No hallaron sospechosos, pero sí cargadores de balas, vehículos y el refrigerador con los restos humanos.
Las pandillas frecuentemente decapitan a sus víctimas y colocan las cabezas en congeladoras.
Efectivos del ejército acordonaron la zona mientras los investigadores trataban de identificar los cuerpos.
Algunos sobrevivientes han revelado que las pandillas en Guerrero suelen tener campamentos donde retienen, torturan y matan a las víctimas de secuestros.
La violencia de las pandillas está en auge en el estado, donde últimamente se han encontrado cadáveres desmembrados o decapitados a la vera de los caminos.
El gobierno anunció el lunes que está incrementando las patrullas conjuntas en zonas de mayor violencia.
El estado rural empobrecido denunció 1.832 homicidios en los primeros 10 meses de 2016. Si continúan, podría llegar a una tasa de 60 por cada 100.000 habitantes, cerca del nivel de 2012, de 68 por cada 100.000.
