Damasco, Siria.- En el camino que lleva desde Idlib a Damasco, la autopista M5 que vertebra Siria de norte a sur, la alegría por la caída del gobierno de Bashar al Asad es algo que “no se puede describir”, un trayecto que esta jornada fue seguido por miles de personas que emprendieron esa ruta para ver a la histórica ciudad “libre” de un gobierno al que detestaban.
En Homs, que hasta ayer noche era frente de combate entre las tropas del régimen y los rebeldes islamistas del Organismo de Liberación del Levante (Hayat Tahrir al Sham, HTS en árabe), cientos de personas coreaban esta mañana y celebraban con los combatientes del grupo en el centro de la ciudad.
Familias enteras, mujeres y niños festejaban en las calles tras el anuncio emitido en la madrugada de que Al Bashar había huído del país y que las milicias de la coalición antigubernamental, compuesta por islamistas y otros grupos proturcos, habían tomado la capital, cerrando así los 53 años de gobierno de la familia Al Asad en Siria.
Antes, en la ciudad de Hama, más al norte y que cayó la semana pasada bajo el control de los rebeldes, Mohamed al Hamwi, de 35 años, no podía describir “la alegría que siente”, ante la nueva situación de su país, del que solo pudo desear que ahora “las condiciones de vida mejoren”.
“No puedo describir la alegría que tuvimos cuando entraron los revolucionarios en la ciudad de Hama y la liberaron, y esto fue algo inesperado. No puedes imaginar lo atados que estábamos y el horror que vivíamos cuando sólo se mencionaba a una persona de la familia de Al Asad”, dijo a EFE este empleado en el sector textil.
Mucho tráfico
Siguiendo la M5 en dirección sur hay mucho tráfico y miles de personas, y a lo largo de la ruta se ven también multitudes de soldados del Ejército, tanto de civil como aún con uniforme militar, pero sin armas, dirigiéndose a pie a sus aldeas tras abandonar los cuarteles.
El Ejército oficial del gobierno de Al Asad se nutría principalmente de reclutas forzosos, y una de las primeros anuncios que realizaron las fuerzas dirigidas por Abu Mohamed Al Jolani, ha sido la de garantizar la seguridad de todos aquellos que depusieran sus armas, lo que parece que tuvo su efecto ante la rapidez con la que se ha desplomado la autoridad del gobierno.
En el barrio de Al Baaz, también en Hama, Ahmed dice a EFE que esta es una “gran victoria”: “Porque especialmente nosotros, los habitantes de Hama, llevamos más de 40 años sufriendo de este régimen y aún más durante la revolución. La mayoría de los jóvenes de esta ciudad estaban fuera de la urbe y por fin regresaron y se reunieron muchas familias”, subraya.
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Igual piensa el vecino de Hama Abu Hassan, de 42 años, que trabaja en el servicio a domicilio de una empresa. Afirma a EFE que estaban sufriendo desde 1982.
“En cada familia en Hama hay un herido, un mártir o un prisionero. Ahora, los combatientes de Hama que estaban luchando en otras partes han vuelto después de tanto tiempo. Las familias se reunieron. ¡Qué alegría, nadie esperaba esto”, asevera.
Preocupación por cómo será la vidaUna de las grandes preocupaciones ahora es cómo será la vida con los insurgentes, en un país marcado también por la crisis económica y la falta de oportunidades.
“Falta pan”, asevera Al Hamwi, mientras que Ahmed apunta que “sólo espera que se estabilice la situación un poco y mejore la vida, especialmente en el tema de libertades y las condiciones de la vida cotidiana. Me preocupa un poco que haya una etapa de caos, pero esperamos que se tranquilice la situación inmediatamente”.
Abu Mohamed al Jolani, el líder islamista de HTS, cuyos orígenes como militante están en el Frente Al Nusra, la filial siria de Al Qaeda, parece haber entendido esa preocupación y sus primeros mensajes han sido para pedir tranquilidad y evitar abusos en las zonas bajo su control.
“Entrad en Damasco con modestia, tratad bien a vuestro pueblo y a vuestra gente. Debéis ser los mejores soldados, como os ha descrito el enviado de Dios”, afirmó en su mensaje, en el que añadió que deben “proteger las instituciones públicas y sus propiedades, ya que son propiedad del pueblo”.