BITZARON, ISRAEL.- Cuando Irene Shavit conoció a Netta Epstein se sintió “enamorada” desde el primer momento, pero temió que “todo acabara mal”. Esta joven israelí de 22 años, nunca imaginó que su historia terminaría el 7 de octubre cuando su prometido se lanzó contra una granada para salvarle la vida.
Epstein es uno de los 1,400 muertos que dejó el sorpresivo y sangriento asalto de Hamás en Israel, en su mayoría civiles, según las autoridades israelíes. Entre los muertos hay más de 300 militares.
“Él murió para que yo pudiera vivir, así que tengo que vivir”, afirmó Shavit, pero seguir adelante sin su prometido es un dilema.
“Si no lo hago, es una traición, pero si lo hago también siento que lo estoy traicionando”, contó en llanto. “Echo de menos sus besos, sus abrazos, su amor”, dice.
La pareja tenía planes de boda para abril y Shavit ya había comprado un vestido de novia.
Cuando terminaron el servicio militar obligatorio, se fueron vivir a Kfar Aza, un kibutz del sur de Israel.
Desde esta granja colectiva que Shavit describió como “un paraíso de árboles y flores”, se ven los edificios de la ciudad de Gaza, el mayor centro urbano del territorio palestino gobernado por Hamás.
El sábado 7 de octubre, los jóvenes del kibutz planearon desayunar “jachnun”, una especialidad de los judíos de Yemen, y después querían volar cometas “con mensajes de paz hacia Gaza”.
A las 06H30, pareja se despertó con una sirena de alarma con el código “alerta roja”. Pero, en esta localidad cercana a Gaza este tipo de advertencia era casi una rutina.
La pareja se hizo un selfie con cara de dormidos para tranquilizar a sus familias, pensando que estaban seguros en su habitación con protección contra misiles.
A las 08h00 recibieron un mensaje con la instrucción es “encerrarse” y “esconderse” ya que había sospechas de una infiltración.
Decidieron apagar la luz y quedarse inmóviles y comenzaron a escuchar los primeros tiros “a lo lejos”. Después recibieron mensajes que les anunciaron la muerte de la abuela de Netta y de un primo. En la oscuridad lloraron en silencio.