Ciudad de Panamá, Panamá.- La arremetida del presidente electo estadounidense, Donald Trump, contra el canal de Panamá, está generando una escalada de tensión con afirmaciones sobre el posible uso de la fuerza militar de EE.UU. para apoderarse de la vía o “recomprarla” mediante una iniciativa parlamentaria.
A eso se suma una propuesta de reforma al Código Penal de Panamá para que se castigue con 50 años de cárcel a quien, dentro o fuera del país, atente contra la vía que une el Atlántico con el Pacífico y por la que pasa el 3 % del comercio mundial.
Trump, que asumirá su segundo mandato el próximo 20 de enero, ha estado acusando desde diciembre pasado a la administración del canal de cobrar tarifas excesivas a EE.UU., así como un supuesto control de la vía por parte de China, ambos extremos negados reiteradamente por las autoridades panameñas.
Incluso dijo el martes, al ser preguntado sobre si descartaba el uso de “coerción militar o económica” para hacerse con el control del canal de Panamá y de la isla de Groenlandia (Dinamarca), que “no” podía hacerlo.
El canal de Panamá fue construido por Estados Unidos, que lo inauguró en 1914 y lo administró hasta su traspaso total al Estado panameño el 31 de diciembre de 1999, como quedó establecido en los Tratados Torrijos-Carter, firmados el 7 de septiembre de 1977 en Washington por el líder panameño, Omar Torrijos (1929-1981), y el presidente estadounidense, Jimmy Carter (1924-2024).
Trump tensa la relación de su futuro gobierno con Panamá
A juicio del analista panameño José Eugenio Stoute, el presidente electo “tensa las relaciones entre Panamá y su futuro gobierno” al proferir “amenazas extremadamente graves, aunque de momento solo sean verbales”.
“Pero Panamá debe prepararse para defenderse, para defender su soberanía. Pienso que el presidente Mulino ha mantenido una posición vertical muy importante”, declara Stoute a EFE.
Este jueves Mulino reiteró, sin mencionar a Trump, que “el Canal es y seguirá siendo panameño”, en el marco de los actos de recordación de la gesta histórica del 9 de enero de 1964, que fue un punto de inflexión que llevó hacia la transferencia de la franja interoceánica a Panamá.
Hace 61 años, el 9 de enero, una veintena de estudiantes murieron al enfrentarse a tropas estadounidenses que rasgaron una bandera de Panamá, que los primeros buscaban izar en la otrora zona del canal, un enclave colonial entonces bajo control de EE.UU.
El canal “nunca fue vendido ni comprado”
Y en el mismo homenaje este jueves, el canciller panameño, Javier Martínez-Acha, enfatizó que “para los panameños el Canal es incomprable”, el mismo día que el representante de Dakota del Sur (EE.UU.), el republicano Dustin M. Johnson, presentó el proyecto de “Ley de la recompra del canal de Panamá”.
La versión de la venta del canal a Panamá por EE.UU. es un “error” puesto que “no hubo compraventa de ningún tipo” ni Panamá renunció alguna vez a su soberanía, dice Stoute.
“La soberanía de Panamá sobre el canal fue reconocida a través de un tratado internacional firmado con los Estados Unidos (en 1977), lo de recomprar no tiene ningún sentido jurídico, porque el canal nunca fue vendido ni comprado”, sostiene el analista.
50 años de cárcel para quien atente contra el canal
En Panamá, el diputado Ricardo Vigil, del minoritario Partido Panameñista, presentó el martes en el Parlamento una iniciativa que propone agregar dos artículos al Código Penal para establecer una pena de 50 años de cárcel a quien atente contra la seguridad jurídica y operacional del canal.
La operación exitosa de Panamá durante los últimos 25 años “ha generado opiniones a nivel nacional e internacional que buscan poner en riesgo la soberanía del territorio y el funcionamiento del canal”, dijo Vigil ante el pleno legislativo.
Ante esta propuesta, Stoute considera que “no es ni el momento ni la coyuntura para amenazar ni atacar a un futuro gobierno estadounidense”, el cual, destacó, está dirigiendo declaraciones “agresivas” no solo hacia Panamá, sino también hacia otros países aliados de EE.UU. en América y Europa.
Estados Unidos es el principal usuario del canal de Panamá y el principal socio comercial y político del país centroamericano.
“Parece que se revive la política del gran garrote, como una respuesta al debilitamiento de la hegemonía estadounidense en el mundo, y eso es verdaderamente muy peligroso”, agrega.