Por Richard Bienstock/The New York Times
El 4 de octubre del 2015, Van Halen se presentó en el Hollywood Bowl en lo que resultó ser su último concierto, culminando una trayectoria de décadas. El anfiteatro se ubica a unos 30 minutos de la pequeña casa en Pasadena, California, donde crecieron los hermanos Van Halen —el baterista Alex y el guitarrista Eddie. Pero el viaje entre esos lugares los llevó por todo el mundo, a través de los altibajos de la gloria, el exceso y la tragedia del rock ‘n’ roll.
Alex, de 71 años, ha aprendido a estar agradecido por cada momento, citando un viejo dicho: “En el esfuerzo está la recompensa”. Continuó: “Así es como nos sentíamos Ed y yo. El recorrido fue la recompensa. Y ha sido un recorrido increíble”.
Ese recorrido —al menos sus primeros 30 años— es narrado en “Brothers” (Hermanos), un nuevo libro que Alex se sintió impulsado a escribir después de perder a Eddie, su hermano menor, a causa del cáncer en octubre del 2020. Caracterizó el proyecto como “una experiencia dolorosa”. Pero, dijo, “hay que pasar por el dolor para llegar a la otra parte”.
Alex era una presencia imponente en el escenario, pero se mostraba reservado con la prensa. Cedió el papel de portavoz al cantante de la banda, David Lee Roth, y a su hermano, aclamado como uno de los máximos guitarristas de su generación.
“Ed encontró una nueva forma de tocar”, dijo Steve Lukather, guitarrista del grupo Toto y amigo de muchos años de los Van Halen.
A pesar de la batalla de años de Eddie contra diversos cánceres, su muerte a los 65 años no era necesariamente esperada. “Nos estábamos preparando para hacer otro disco”, dijo Alex. La noticia provocó una gran respuesta emocional de los fans, familiares, amigos y algunos de los nombres más importantes del mundo de la música. Pero Alex sólo emitió una breve declaración pública.
“Brothers” rompe su silencio. ¿Por qué lo escribió? “Para añadir un poco más de profundidad a la comprensión de lo que era Ed”, dijo. “Quería recordarle a la gente que Ed no era una mercancía. Era un ser humano complejo”.
Donn Landee, el ingeniero y productor que trabajó junto a los hermanos en ocho álbumes, dijo que Alex y Eddie eran “una unidad”.
Al principio, fue para sobrevivir. La familia, encabezada por su padre, un músico de jazz holandés, Jan Van Halen, y su madre indonesia, Eugenia, emigró a Estados Unidos en 1962. Alex tenía 8 años y Ed, 6. La familia se dirigió al sur de California y los hermanos quedaron fascinados —por el sol abrasador; las caricaturas en la televisión; y con el tiempo, escribe Alex, por el “desenfreno y la rebelión” del rock ‘n’ roll. Pero también eran marginados. Ninguno de los dos hablaba inglés y la familia estaba a menudo en crisis; sus padres discutían y Jan, batallando para encontrar trabajo estable, cada vez más se entregó a la bebida. Alex era el duro; Eddie, en su opinión, era “más sensible”.
Cuando los hermanos conocieron a Roth, un nativo del Medio Oeste proveniente de una familia adinerada, reconocieron una experiencia compartida. “Era básicamente igual que nosotros”, dijo Alex. “Se sentía un paria”.
Los tres, junto con el bajista Michael Anthony, formaron una banda extravagante y virtuosa que hacía música llena de riffs de alto voltaje. “Toda esa intensidad de las cosas que les sucedieron en su infancia se manifestó en la música”, dijo Lukather.
“Brothers” efectivamente concluye en 1984, más o menos en la época de la separación inicial de Van Halen con Roth. Como explicó Alex, este periodo, desde que se formó la banda hasta que Roth partió, definió “el espíritu real y vibrante de la banda”. Él aborda sus propias luchas que siguieron, pero asigna más espacio a las batallas de su hermano.
Eddie, escribe, tuvo destellos de auténtico ingenio —los acordes que trastornaban el cerebro en “Eruption”; la salva de teclado indeleble que abre el éxito “Jump”. Estos momentos, que lo hicieron ser amado por muchos, plantea Alex en el libro, también lo persiguieron. “Puedes pasar toda tu vida intentando que lo que pasó antes vuelva a suceder”, escribe. “Honestamente, creo que eso fue lo que le costó la vida a mi hermano”.
El camino que Eddie siguió en años posteriores, marcado intermitentemente por el abuso de sustancias, comportamiento errático en público y teorías poco convencionales sobre la causa de su cáncer, es uno que Alex todavía está tratando de conciliar.
Pero “Brothers” es una historia de comprensión, de aceptación, de amor.
“Si vas a contar la historia, debes darle igual espacio a lo bueno y a lo malo”, dijo Alex. “Porque lo bueno no tiene sentido sin tener lo malo”.
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