Por Jennifer Schuessler/ The New York Times
En una tarde reciente en Nueva York, un pájaro mitológico se preparaba para alzar el vuelo.
Tras bambalinas en el Teatro New Victory, un titiritero vestido de negro se colocó una máscara elaboradamente estilizada y entró en un haz de luz, proyectando la sombra de unas manos revoloteando sobre una gran pantalla. A poca distancia, otros dos ejecutantes se preparaban para practicar una lucha con espadas. Entonces empezó la música, y un equipo de nueve personas inició un ensayo completo de “Canción del Norte”, una elaborada puesta en escena con títeres de sombras de historias de la epopeya persa del siglo 10, el “Shahnamé”.
Desde el público, el espectáculo se desarrolló como una animación fluida. Pero tras bambalinas, los siguientes 80 minutos fueron mitad ballet, mitad locura, mientras los ejecutantes tomaban cientos de títeres, accesorios y máscaras diferentes apilados en mesas y, con una sincronización de fracción de segundo, entraban y salían de los haces de luz emanando de dos proyectores. Su desarrollo tardó unos 3 años, y requirió casi 12 semanas elaborar la intrincada coreografía tras bambalinas. Apoyado en una pared estaba el creador, Hamid Rahmanian.
¿Su papel? “Estresarme”, dijo.
Desde su estreno en el 2022 en París, “Canción del Norte” ha recibido excelentes reseñas y ha llenado salas en tres continentes. Su llegada a Times Square el mes pasado coincidió con el Nowruz, la celebración del Año Nuevo persa. También coincidió con el lanzamiento de una traducción en prosa contemporánea del “Shahnamé”, que Rahmanian, de 56 años, produjo en colaboración con el experto Ahmad Sadri.
El espectáculo es vertiginosamente complejo, con 483 títeres, 208 telones de fondo animados, 16 máscaras y vestuarios de personajes, y 9 intérpretes que siguen unas 2 mil 300 señales. Pero la idea subyacente, dijo Rahmanian, es sencilla: llevar la riqueza de la cultura persa a un público cuya opinión de Irán puede estar dominada por estereotipos negativos.
Se dice que el “Shahnamé”, o Libro de los Reyes, es el poema más largo jamás escrito por un solo autor —el doble de largo que la “Ilíada” y la “Odisea” juntas. El poeta persa Abu al-Qasem Ferdowsi dedicó 33 años a convertir siglos de tradición histórica y mitológica en más de 50 mil versos. En Irán, sigue siendo una piedra de toque cultural.
Criado en Teherán, Rahmanian se sintió más atraído por las artes visuales. En 1994, se mudó a Nueva York para estudiar animación por computadora en el Pratt Institute. En 1996, fue contratado por Disney, donde trabajó en proyectos como “Tarzán” y “Las Locuras del Emperador”. Pero dejó la empresa dos años después. En 1998, él y su esposa, Melissa Hibbard, fundaron Fictionville Studio. En el 2008, Rahmanian se dedicó a lo que se ha convertido en su trabajo de toda la vida: promocionar el “Shahnamé”.
Hoy, él y Hibbard (coguionista y productora de “Canción del Norte”) trabajan en un estudio en su edificio de departamentos en Nueva York, repleto de títeres y obras de arte de sus 13 proyectos de “Shahnamé” a la fecha.
Rahmanian se sintió inspirado a crear una obra teatral tras ver una versión restaurada de la película muda de Lotte Reiniger de 1926, “Las Aventuras del Príncipe Achmed”, considerada el largometraje de animación más antiguo que se conserva.
“Pensé: ‘¡Quiero hacer algo así!’”, afirmó.
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