Por Agnes Chang y Keith Bradsher / The New York Times
Hace apenas 20 años, China tenía poca capacidad para fabricar automóviles, y poseer uno se consideraba novedoso. Hoy, China produce y exporta más autos que cualquier otro país del mundo.
El Presidente electo Donald J. Trump ha prometido imponer nuevos aranceles a China. Muchos países, incluyendo Estados Unidos, ya gravan a los vehículos eléctricos (VEs) de China con aranceles adicionales. Pero con todas las ventajas que China ejerce en la fabricación de autos, es poco probable que esto merme el dominio de China.
El mercado interno de China para la venta de automóviles es el más grande del mundo —casi tan grande como los mercados estadounidense y europeo juntos.
A medida que creció el mercado interno de China, también lo hizo su capacidad de producción, impulsada por grandes inversiones gubernamentales y avances en automatización. Sin embargo, en los últimos años el ritmo de ventas ha disminuido a medida que el gasto de los consumidores se desacelera por la crisis económica de China. El resultado es que China hoy tiene la capacidad de fabricar casi el doble de autos de los que necesitan sus consumidores.
Para lidiar con el exceso, China ha mirado cada vez más al extranjero para vender autos.
China es líder en la transición a los vehículos eléctricos y exporta más VEs que cualquier otro país. Marcas chinas como BYD se están volviendo conocidas por ofrecer autos eléctricos avanzados a los precios más competitivos. Y a medida que los conductores chinos han cambiado rápidamente a los VEs, la demanda de autos a gasolina en China se ha desplomado y muchos están siendo exportados.
Sin embargo, los socios comerciales de China dicen que sus exportaciones de autos eléctricos y a gasolina ponen en peligro millones de empleos y amenazan a grandes empresas. A principios de este año, Estados Unidos y la Unión Europea impusieron significativos aranceles nuevos a los autos eléctricos procedentes de China. Los gobiernos están preocupados porque la industria automotriz desempeña un papel importante en la seguridad nacional, produciendo tanques, vehículos blindados de transporte de personal, camiones de carga y otros vehículos.
Lo que es más, China ha utilizado aranceles elevados y otros impuestos como barrera a las importaciones de autos, de modo que prácticamente todos los automóviles vendidos en China se fabrican en China.
China tiene más de 15 años de invertir fuertemente en el desarrollo de autos eléctricos para limitar su dependencia del petróleo importado. Wen Jiabao, Premier de China del 2003 al 2013, hizo de los autos eléctricos una de sus principales prioridades. En el 2007, miró fuera del Partido Comunista para designar a Wan Gang, un exingeniero de Audi en Alemania, nacido en Shanghai, como Ministro de Ciencia y Tecnología del País. Wen le dio básicamente un cheque en blanco para convertir a China en el líder mundial en VEs.
Ahora, la mitad de los compradores de autos en China eligen VEs de batería o híbridos enchufables. Hasta hace poco, los compradores de autos eléctricos también recibían grandes subvenciones del Gobierno.
Se prevé que China continúe con sus fuertes inversiones y mantenga su liderazgo en vehículos eléctricos.
China tiene más de 100 fábricas con una capacidad combinada para construir cerca de 40 millones de autos con motor de combustión interna al año. Esto es más del doble de lo que la gente en China quiere comprar, y las ventas de estos autos están cayendo rápidamente a medida que los VEs se vuelven más populares.
Como resultado, han cerrado algunas plantas de ensamblado. Pero las armadoras, reacias a cerrar instalaciones, están vendiendo muchos autos a gasolina en el extranjero con grandes descuentos.
Al menos por ahora, es posible que los aranceles de otros países no compensen completamente el liderazgo competitivo de los fabricantes automotrices chinos. Algunos de los mayores ahorros para las empresas chinas yacen en las baterías, y China controla casi toda la cadena de suministro de baterías para VEs.
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