Por Elisabetta Polovedo/The New York Times
ROMA — Cuando muere un Papa, los Cardenales menores de 80 años se reúnen en el Vaticano para elegir a su sucesor en un cónclave. Elecciones papales recientes han ofrecido atisbos de este proceso altamente secreto al permitir que cámaras de televisión capten parte de la suntuosidad y las oraciones previas a la votación.
No obstante, el mundo queda en suspenso en el momento en que un funcionario del Vaticano proclama solemnemente “Extra omnes”, que en latín significa “todos fuera”, y las inmensas puertas de madera de la Capilla Sixtina se cierran para que los Cardenales puedan comenzar a seleccionar al próximo Papa.
El nuevo drama de Edward Berger, “Cónclave”, catapulta al público de vuelta al interior de la Capilla Sixtina para una mirada cinematográficamente inusual, aunque ficticia, a los procedimientos electorales confidenciales de la Iglesia católica.
La cinta está protagonizada por Ralph Fiennes como Lawrence, el decano del Colegio Cardenalicio, que en la película es el responsable de encabezar la elección papal, y Stanley Tucci, John Lithgow, Lucian Msamati y Sergio Castellitto como contendientes papales. Son amalgamas de bloques contrastantes al interior de la Iglesia: tradicionalistas y progresistas.
“A final de cuentas, todo es política”, afirmó Robert Harris, quien escribió la novela del 2016 en la que Peter Straughan basó su guion.
“Cónclave” dista mucho de ser el primer largometraje que involucra una elección papal, y thrillers como “Ángeles y Demonios”, de Dan Brown, o “El Último Templario”, de Raymond Khoury, han sido bestsellers.
Sin embargo, “Cónclave” puede ser el primero en el que se ha puesto tanto cuidado en que los detalles litúrgicos sean fieles a la realidad. Harris y Straughan explicaron los aspectos básicos de lo que hay que hacer cuando muere un Papa (el proceso de destruir su anillo y sellar su habitación) y la propia elección (la necesidad de buscar micrófonos ocultos en la Capilla Sixtina, los juramentos en latín que hacen los cardenales antes y durante la votación y la tradición de enhebrar las boletas luego de que han sido contabilizadas para que puedan ser conservadas), detalles que se reflejan rigurosamente en la película.
El equipo de producción también tuvo cuidado meticuloso a la hora de recrear la Capilla Sixtina y la más prosaica Domus Sanctae Marthae, la casa de huéspedes del Vaticano construida para albergar a los Cardenales durante los cónclaves. Es donde actualmente vive el Papa Francisco.
Harris dijo que, de hecho, tenía a Francisco en mente al definir la personalidad del Papa que muere en el libro, y agregó que comenzó su investigación cuando Francisco fue electo en el 2013.
“Pensé que era una figura interesante para tomar y observar los riesgos, rivalidades y problemas que estaban bajo la superficie”, explicó Harris.
La diseñadora de vestuario Lisy Christl dijo que una de sus paradas en Roma fue Gammarelli, sastres papales desde el siglo 18, “el Dior de la Iglesia”, para conseguir muestras de tela.
También fue a Tirelli Costumi, una casa de vestuario, donde encontró una túnica de Cardenal previa al Segundo Concilio Vaticano. Eso se convirtió en una inspiración, junto con docenas de representaciones de clérigos católicos en las colecciones de los muchos museos de Roma.
Berger, cuyos créditos incluyen a la ganadora del Óscar “All Quiet on the Western Front”, describió “Cónclave” como una “partida de ajedrez de intriga política” que podría haberse desarrollado en una compañía multinacional. Hay un puesto vacante y la gente compite por él. “Simplemente, resulta que está en el Vaticano”, comentó.
“Al final, no todo se sabe, pero eso te da licencia para interpretar e inventar, y eso es lo que siempre me encanta del cine”, declaró Berger. “No es necesariamente la verdad, pero se asemeja a tu interpretación de la verdad”.
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