Por Nataliya Vasilyeva/The New York Times
Cuando Nikolai, un voluntario de 28 años con un traje de protección contra materiales peligrosos, pisó una playa en la costa rusa del Mar Negro justo antes de la víspera de Año Nuevo, quedó tan abrumado por la cantidad de espesa película de petróleo que cubría la arena que casi desfallece.
A él y a otros voluntarios se les asignó la tarea de retirar con pala la arena empapada de petróleo, pero “la escala es demasiado grande”, dijo.
Dos semanas después de iniciado el 2025, y cuatro semanas después del derrame, el Presidente Vladimir V. Putin reconoció la magnitud del desastre y envió a altos funcionarios para ocuparse del mayor derrame petrolero de Rusia en años, que ha ensuciado algunas de las playas más populares del País.
El petróleo fue liberado por dos viejos buques petroleros rusos que resultaron dañados el 15 de diciembre durante una fuerte tormenta en el Estrecho de Kerch, que separa la Península de Crimea de Rusia. Al menos 2 mil 400 toneladas de petróleo se derramaron al mar, dijeron funcionarios rusos.
Uno de los buques, el Volgoneft-212, se partió por la mitad y se hundió, matando a un miembro de la tripulación. El otro, el Volgoneft-239, encalló cerca del puerto de Taman. Los buques iban cargados con un total de 9 mil toneladas de fueloil pesado, y las autoridades están trabajando no sólo para limpiar las costas, sino también para tratar de contener derrames adicionales del barco que encalló.
El Gobierno dijo el 26 de enero que estaba asignando 1.5 mil millones de rublos (unos 15.3 millones de dólares) más al esfuerzo de limpieza. Tres días antes, Putin ordenó un reporte sobre el estado de la flota de buques petroleros de Rusia y también pidió a un Viceprimer Ministro que revisara la legislación rusa que cubre los envíos de petróleo por mar y río y explorara los “avances científicos sobre la limpieza de desastres similares”, dijo su oficina de prensa.
Cientos de voluntarios han estado respondiendo a derrames petroleros a lo largo de una costa de casi 800 kilómetros, recogiendo más de 160 mil toneladas de arena y suelo contaminados, así como 25 toneladas de “líquido que contiene petróleo”, dijo el Ministerio de Situaciones de Emergencia de Rusia.
Pero el derrame corre el riesgo de convertirse en un “desastre ambiental a largo plazo”, afirma Greenpeace Ucrania, que criticó la lenta respuesta rusa y advirtió sobre un impacto mortal en la vida marina.
Los ambientalistas dicen que el derrame es particularmente difícil de limpiar porque el fueloil pesado, a diferencia del petróleo crudo normal, no permanece en la superficie del agua, sino que se hunde hasta el fondo.
“Si no se elimina rápidamente de la superficie, habrá que esperar hasta que los microorganismos marinos lo biodegraden”, dijo Natalia Gozak, directora de la oficina de Greenpeace Ucrania. “Eso puede llevar décadas”.
Imágenes de satélite publicadas por Georgy Kavanosyan, ambientalista e hidrogeólogo ruso independiente, mostraron dos manchas alargadas cerca del buque cisterna que encalló, indicando nuevos derrames después de dos terremotos menores a fines del mes pasado.

“Ese buque es una bomba de tiempo”, dijo. “Lo más importante ahora es bombear ese petróleo y extraer el barco”.
Las autoridades reportaron haber recogido la mayor parte del petróleo de ese derrame para el 20 de enero.
Hasta ahora se han encontrado al menos 58 delfines muertos, dijo el Centro de Investigación y Rescate de Delfines Delfa. Se han capturado y limpiado al menos 6 mil aves manchadas de petróleo, pero es poco probable que muchas sobrevivan, dijeron los expertos. Greenpeace Ucrania dijo que es probable que los derrames maten a decenas de miles de aves locales.
Las compañías petroleras rusas han estado utilizando cada vez más buques petroleros deteriorados que no están regulados ni asegurados por compañías occidentales.
El Presidente Volodymyr Zelensky de Ucrania y otros funcionarios ucranianos han sugerido que los dos petroleros de 50 años eran parte de la llamada flota a la sombra de Rusia, que surgió después de que las naciones occidentales actuaron para castigar económicamente a Moscú por la invasión de Ucrania.
Pero Elisabeth Braw, miembro del Consejo Atlántico, dijo que los barcos eran “viejos petroleros destartalados” que carecían de varias características de los buques de la flota a la sombra, que normalmente operan en el Mar Báltico y navegan bajo banderas de otros países.
También surgieron preguntas sobre por qué se permitió a los petroleros, originalmente construidos para la navegación fluvial, navegar en el mar durante las tormentas invernales.
Cassandra Vinograd contribuyó con reportes.
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