Por Abdi Latif Dahir/The New York Times
Durante décadas hubo un solo camino para convertirse en un escritor africano exitoso: conseguir un contrato para un libro en las mecas editoriales de Nueva York, Londres o París. Pero se está produciendo un cambio, transformando el panorama literario de la región y abriendo posibilidades inimaginables para las generaciones anteriores.
Todo comenzó hace más de 20 años, cuando la revista literaria Kwani? de Kenia comenzó a publicar y conectar a escritores africanos bajo la tutela del escritor y editor Binyavanga Wainaina. Luego vinieron editores como Bibi Bakare-Yusuf, quien fundó Cassava Republic Press en Nigeria y comenzó a publicar ficción y no ficción africanas.
Ahora, ha crecido un sólido ecosistema editorial en la región: los escritores africanos y sus agentes están firmando tratos con editoriales africanas. Esos libros están encontrando lectores vía nuevas librerías, revistas literarias y festivales literarios que fomentan comunidades de lectura transnacionales y lanzan best sellers regionales.
El cambio está aumentando la variedad de historias que se cuentan sobre África y amplificando la obra de los escritores africanos, revelan entrevistas con más de una docena de escritores, agentes, editores, directores de festivales y propietarios de librerías africanos.
“Occidente no nos está descubriendo; nosotros nos estamos descubriendo y luego contamos nuestras historias y le decimos a Occidente: ‘Bueno, estos somos nosotros’”, dijo Zukiswa Wanner, una escritora sudafricana cuya última novela, “Love, Marry, Kill”, fue publicada el año pasado por editores en Nigeria, Sudáfrica y Kenia, y se está traduciendo al portugués para su publicación en Brasil.
La variedad de nuevas posibilidades para los escritores africanos quedó de manifiesto el verano pasado durante la noche inaugural del Festival Literario de Doek en Windhoek, la capital de Namibia. Durante cuatro días de agosto, jóvenes poetas recitaron sus obras, autores experimentados hablaron sobre novelas policiales africanas y figuras literarias de todo el continente y de la diáspora negra intercambiaron ideas.

El festival es parte de una red de nuevos espacios literarios africanos que conectan a lectores, escritores y libreros en la región y más allá, dijo Rémy Ngamije, fundador y director del Doek.
El cambio se produce en un momento en que la moda, la música y el cine africanos también están ocupando un lugar central a nivel mundial.
Una nueva generación de editores y agentes está eludiendo a las casas editoriales extranjeras para publicar libros de escritores locales para audiencias locales. También están diversificando sus catálogos presentando a escritores de diferentes orígenes sociales, económicos, étnicos y sexuales.
Sibongile Machika, editora encargada de Jonathan Ball Publishers en Sudáfrica, dijo que la tecnología era fundamental para crear este nuevo firmamento literario.
“La economía del libro ha sido puesta de cabeza”, afirmó Machika. “La gente autopublica en línea y no espera la validación de nadie”.
Aunque estudió ciencias computacionales en Nigeria, Othuke Anthony Ominiabohs siempre quiso ser escritor. En el 2015, publicó por su cuenta su primera novela, “Odufa: A Lover’s Tale”, que recibió buenas reseñas. Pero pronto enfrentó el reto de cómo promocionar el libro y ganar dinero con él. Con el tiempo, vendió 2 mil copias y, en el camino, identificó lagunas en la industria editorial nigeriana y africana.
En el 2018 fundó Masobe Books con el objetivo explícito de cerrar esas brechas y amplificar diversas voces regionales. (Masobe significa “Leamos” en el idioma isoko que se habla en Nigeria). Ha estado colaborando con empresas, involucrando a influencers de las redes sociales, formando un club de lectura y ofreciendo descuentos a tiendas.
La estrategia ha rendido frutos. Ominiabohs dijo que ha publicado más de 100 títulos y vendido más de 100 mil copias.
“Estamos al borde de una nueva era”, afirmó.
Aún a medida que crece la industria, persisten los retos. La inflación y los crecientes impuestos impactan negativamente en todo el proceso de producción. Y la piratería significa que los libros se comparten fácilmente para descargarse en las redes sociales.
© 2025 The New York Times Company