Francia y su romance con el cine: el regreso triunfal a las salas oscuras

Mientras la asistencia a los cines cae en gran parte del mundo, Francia desafía la tendencia con un renovado fervor por la gran pantalla

  • 15 de marzo de 2025 a las 20:47
Francia y su romance con el cine: el regreso triunfal a las salas oscuras

Por: Richard Fausset | The New York Times

PARÍS — Ronald Chammah, propietario de un par de pequeños cines en la margen izquierda de París, recuerda bien los sombríos días del 2022, cuando se preguntaba si la pasión francesa por el cine —un pasatiempo que Francia inventó hace 130 años— se había visto irremediablemente mermada por los confinamientos por la pandemia.

Pero eso fue entonces. Un domingo a fines de noviembre, Chammah agotó las entradas para proyecciones de un grupo de directores armenios de cine de arte conocidos principalmente por los cinéfilos más empedernidos.

“Ese día batimos el récord para nuestras salas”, dijo Chammah.

La industria cinematográfica mundial tuvo un 2024 decepcionante, en parte debido a las huelgas de Hollywood. Pero las estadísticas sugieren que el público francés ha sido punta de lanza en regresar a lo que se conoce cariñosamente como “les salles obscures” —las “salas oscuras” de sus cines.

En Francia, muchos ciudadanos sienten la obligación moral de apoyar las artes y de hacerlo fuera de casa. El Institut Lumière, una sociedad cinematográfica con sede en Lyon, declaró que las cifras de asistencia a los cines galos el año pasado constituyeron un triunfo sobre la era de la pandemia y una “civilización digital invasiva”.

Francia fue uno de los pocos países donde la asistencia a los cines aumentó el año pasado respecto al 2023, con más de 181 millones de asistentes, un aumento de casi un millón, reporta Comscore, una empresa de datos. Brasil, Gran Bretaña y Turquía también registraron aumentos. Pero la asistencia disminuyó en todos los demás países europeos, así como en Estados Unidos.

En un comunicado, el Centro Nacional de Cine e Imágenes en Movimiento, o CNC, la agencia cinematográfica del Gobierno francés, atribuyó la recuperación de la industria a “la excelencia artística e industrial de nuestro modelo de excepción cultural”, una referencia a las políticas nacionales destinadas a promover y proteger la cultura francesa.

Como parte de ese modelo de “excepción cultural”, las escuelas de Francia incluyen viajes subsidiados al cine para millones de alumnos. El Gobierno también apoya a diminutas salas de cine en ciudades más pequeñas. Estas y otras iniciativas han ayudado a crear la sensación de que ir al cine cumple una especie de preciado contrato social.

La Pagode, antes uno de los cines más celebrados de la Ciudad, cerró en 2015 en medio de una amarga disputa de renta, pero ahora está en renovación.

Yohann Lucian, que trabaja en un bistro cercano, dijo que estaba seguro de que los cinéfilos volverían cuando reabra el cine. “Para los parisinos, es una forma de vida”, dijo. “Les gusta ir al cine”.

© 2025 The New York Times Company

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