Por Amanda Hess / The New York Times
Molly Baz figura entre las cocineras más influyentes de la generación millennial y, después de quedar embarazada, amplió su alcance al cuidado y la alimentación de padres y bebés.
En mayo estelarizó una campaña publicitaria para la startup de lactancia materna Swehl, en la que presentaba una nueva receta de galletas de lactancia. En una imagen fotográfica, vestía ropa interior y un bikini de pedrería, presentando un vientre expuesto y un par de galletas de avena con gotas de mermelada de cereza, que sostuvo sobre su pecho como una tonta broma visual. El texto del anuncio decía: “Solo, agregue leche”.
Un panorámico digital de 14 metros con la imagen apareció en el Times Square de Nueva York poco antes del Día de las Madres —y luego desapareció. La red publicitaria Clear Channel Outdoor eliminó el anuncio por considerarlo contenido inaceptable.
Cuando me enteré de que el panorámico de Swehl había sido censurado, me sorprendió un poco que alguien se hubiera escandalizado.
Baz publicó en Instagram sobre la eliminación, incluyendo fotos de varios anuncios de lencería que aún se cernían sobre Times Square, en los que aparecían modelos no embarazadas en bikinis y brasieres. “Creo que verás la ironía. Bienvenida la lencería siempre que sacie la mirada masculina”, escribió Baz.
Cuando la actriz Demi Moore apareció desnuda y embarazada de siete meses en la portada de la revista Vanity Fair en 1991, causó una sensación mediática que rozó en escándalo. Su fotografía había sido preparada para vender su imagen de primera en Hollywood.
Pero ahora el embarazo ha sido completamente erotizado, glamurizado y mercantilizado. Especialmente en las redes sociales, es un escenario para promocionar cosas. A medida que los millennials se convierten en padres, han surgido marcas como Swehl para vender parafernalia de maternidad, teniendo en cuenta sus gustos, como tipografías con curvas y juegos de palabras.
Aunque ahora hemos visto a muchas mujeres famosas embarazadas y desnudas —Cindy Crawford, Kim Kardashian, Serena Williams— estamos acostumbrados a ver el cuerpo de la embarazada posado de cierta manera, a menudo con las manos de la mujer cubriendo sus senos y acunando su vientre. Está posicionada para garantizar su modestia y telegrafiar su atención materna.
Esta vez no. Baz no sostiene sus senos ni a su bebé; sostiene sus galletas. Vende su embarazo, pero también vende una receta.
En octubre, Baz apareció nuevamente en un panorámico en Times Square, esta vez promocionando una compañía de fórmulas orgánicas llamada Bobbie.
En este anuncio, Baz yacía sobre la cubierta de una cocina. La boca de su bebé estaba pegada a uno de sus senos. En la cubierta había una lata de fórmula en polvo. Sostenía a su bebé en una mano y su biberón en la otra. “Amamanto tanto como es humanamente posible y me apoyo en fórmula para el resto —para mí es una vida de alimentación combinada”, escribió Baz en Instagram al anunciar la asociación.
Fue inteligente de Bobbie pasarle su biberón a Baz, la mujer que volvió a poner de moda al cuerpo materno al recordarles a todos que los senos en los panorámicos no solo generan dinero —producen leche.
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