Por Rachel Chaundler/ The New York Times
Mientras un verano abrasador llega a su fin en España, el amor está en el aire en un lugar inesperado: los pasillos de los supermercados con aire acondicionado. Pero sólo durante una hora al día, y con un accesorio inusual: una piña colocada boca abajo en tu carrito de compras para que otros corazones solitarios sepan que estás disponible.
Los medios de comunicación españoles atribuyen a la comediante Vivy Lin el mérito de haber lanzado la moda, después de que ella y una amiga, Carla Alarcón, se grabaran comprando abarrotes en Sevilla hace unas semanas.
En el video, Lin dijo que había notado que había una ventana de tiempo específico —entre las 19:00 y las 20:00 horas— cuando los pasillos de Mercadona, el hipermercado más grande de España, están llenos de mujeres y hombres solteros que lo recorren sin comprar gran cosa.
Lin concluyó que había una cosa que podían estar haciendo: “ligando”, o buscando una cita. Con una sonrisa acuñó la frase “la hora del ligue en Mercadona” y subió su video a TikTok.
Otros usuarios tomaron la batuta. Una morena bien vestida se aplicó lápiz labial rojo y posó junto a los estantes. Chicas en pantalones cortos y camisetas sexys recorrieron los pasillos y bromearon junto a los vinos. Un joven con traje elegante y cabello despeinado sonrió tímidamente y levantó la ceja a otros clientes.
“Lo veo como un fenómeno de humor más que de amor”, dijo Lin en una entrevista telefónica, y agregó: “Creo que el pretexto del ligue ha sido una excusa para que la gente salga y se divierta, haga memes y grabe videos”.
La naturaleza cómica de miles de videos en las redes sociales sugiere lo mismo.
Poco después de que el video de Lin se volvió viral, la gente empezó a colocar piñas boca abajo en sus carritos como señal de disponibilidad. De acuerdo con las reglas rápidamente desarrolladas del romance en el supermercado, si te sientes atraído por alguien que tiene una piña volteada en su carrito, debes hacérselo saber chocando suavemente contra él o ella.
El fenómeno ha resonado entre los adolescentes, quienes han invadido los supermercados de toda España, inundando los pasillos con hormonas y —en opinión de algunos empleados— estorbando a los clientes reales. A finales de agosto, los empleados de un Mercadona en Bilbao llamaron a la policía para ayudar a desalojar a enjambres de adolescentes que habían llenado los pasillos de la tienda.
En respuesta a la demanda por las piñas, a principios de septiembre los empleados de Mercadona comenzaron a retirarlas de los estantes justo antes de las 19:00 horas para evitar que fueran maltratadas y abandonadas por clientes sin intención de comprarlas.
Lidia Izquierdo, una joven de 19 años que estudia para ser maestra en Barcelona, dijo que había intentado tres veces sin éxito encontrar una pareja en sus tiendas Mercadona locales. Su primer intento, dijo, fue frustrado por “demasiados chicos de 14 años caminando con piñas”. En su segunda salida, no había piñas, así que usó fruta enlatada. En su tercera visita, dijo, un empleado de la tienda estaba haciendo guardia a las piñas. Ella mejor se fue a casa.
Izquierdo dijo creer en el amor a primera vista. “Eso no sucede en las apps”, dijo, prometiendo volver a Mercadona.
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