Por Isabella Kwai / The New York Times
En un día reciente en la Playa Grandview, en Encinitas, California, las olas brillaban bajo el sol y los lugareños tomaban sol y nadaban. Todo parecía perfecto —salvo por la misteriosa criatura de las profundidades marinas que había aparecido en la orilla.
“¿Qué es eso?”, recordó Alison Laferriere haber pensado. Vio algo largo y delgado en la playa mientras paseaba a su perro. “Parecía que podría ser basura o algo así”.
Pero cuando se acercó, Laferriere, estudiante de doctorado en el cercano Instituto Scripps de Oceanografía, se dio cuenta de que tenía una rara vista de cerca al pez remo, una criatura impactante de las profundidades del océano.
Con su largo cuerpo tipo anguila, su boca protuberante y sus aletas dorsales rojo brillante, no sorprende que el pez remo recuerde a un monstruo marino. La mitología japonesa sugiere que la aparición del pez puede significar terremotos inminentes —de ahí su apodo de “pez del fin del mundo”.
Los californianos más supersticiosos podrían asustarse, pero los investigadores están entusiasmados ante esta rara oportunidad. Al menos tres han aparecido en las costas de California en los últimos meses, incluyendo un espécimen de 4 metros de largo en agosto, reportó el Instituto Scripps de Oceanografía. En total, sólo 22 han sido documentados por los científicos desde el siglo 20.
“Me emocioné cuando lo vi, y supe que era importante”, dijo Laferriere, que encontró el pez el 6 de noviembre. Esperó junto al pez remo, que medía 3 metros de largo, hasta que un investigador del Instituto Nacional de la Administración Oceánica y Atmosférica lo retiró.
“Es un pez que cualquiera que trabaje con peces conoce”, dijo Ben Frable, quien administra la Colección de Vertebrados Marinos en la Institución Scripps. “Poder ver un espécimen fresco fue bastante sorprendente”.
Considerado el pez óseo más grande del mundo, el pez remo puede alcanzar hasta 8 metros, pero incluso el conocimiento básico sobre su existencia es pobre: por ejemplo, cuánto tiempo viven o cuántos de ellos hay.
La mayoría de los investigadores cree que los peces, que se alimentan de kril, viven entre 65 y 350 metros bajo el agua, donde la corriente tiende a ser tranquila y hay poca luz. Otros dicen que se mantienen más cerca de la superficie.
“Es casi seguro que no nadan muy bien”, dijo Milton Love, biólogo investigador en el Instituto de Ciencias Marinas de la Universidad de California, en Santa Bárbara, y agregó que supuso que el pez remo murió después de quedar atrapado en condiciones violentas.
“Terminan no pudiendo vencer las olas ni las corrientes, y terminan en la playa”, dijo. “Pero todo eso es solo una suposición”.
Otras teorías podrían ser cambios estacionales en las condiciones del océano o patrones climáticos más amplios como El Niño o La Niña, dijo Frable.
Los investigadores han tomado muestras del ejemplar, que podrían aportar más respuestas sobre el genoma del pez remo, su papel en la red alimentaria marina y los contaminantes que está absorbiendo del medio ambiente, entre otras curiosidades.
Cuando las criaturas de las profundidades marinas emergen del océano, dijo Frable, pueden recordar a la gente la inmensidad de la biodiversidad del planeta. Después de 20 años de estudiar peces, dijo que aún encontraba peces de los que nunca antes había oído hablar.
Solo reitera, dijo, “el grado de variedad que coexiste con nosotros”.
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