En la vida existen muchos obstáculos que nos hacen caer una, otra y otra vez, quizás más de alguna vez también hemos llorado y hemos gritado para que todo el mundo nos escuche, sin embargo, en ese momento nadie está. Tal vez este puede ser su caso, tiene muchos problemas emocionales, económicos, familiares y de mucha índole, pero la verdad que para todo ello ¡si hay solución!, y esa solución está en usted mismo, solo tienes que levantarte, verse por un momento al espejo, secarle las lágrimas y sonreír, aunque su vida sea un caos.
Hace un par de días me preguntaron si creía en el amor y mi respuesta fue ¡quizás si!, no obstante, muchas veces recordamos a esa persona que amamos mucho pero que nos causó dolor, tristeza que tal vez nos haya golpeado o gritado, aunque también el otro lado de la moneda sería que recordamos a esa persona que sí nos amaba, que era detallista, amoroso, respetuoso pero que en un momento determinado lo dejamos ir por la falta de atención, ya que se nos olvidó que la atención es mutua, y el amor igual.
El ser humano debe de ser el espejo, si ese espejo que nunca se mueve de sitio y en el cual cada vez que lo vemos nos miramos diferentes, puede ser que nuestro reflejo en ese espejo sea que estemos gorditos, flaquitos, bellos o nos falte algo, pero que siempre nos da la razón.
Y quizás se pregunte ¿pero bueno, qué me quiere decir?
La respuesta es fácil: ¡deje de llorar por su pasado, si es gordito, ámase así tal cual, si es delgada, ámese igual, si es cabello liso, modélelo al aire libre, si es pelo colocho, presúmalo; pero valórese a si mismo. Solo quiero decirle algo muy importante ¡ustedes es su propio espejo!, usted determina su éxito, su derrota, cada vez que ese espejo hable a su vida sonría y dígale: “Dios me diseñó con un propósito claro y preciso”.