Mucho se escucha hablar sobre los valores, para referirse al rosario de virtudes que deben acompañar al ser humano en su vida: esta virtudes se comprueba en la convivencia con la familia, en la comunidad, en el barrio, el pueblo, la aldea o caserío.
Generalmente en el área rural es donde se observa a los vecinos vivir en convivencia fraterna.
Debido a la mínima congregación de habitantes, la gente vive con humildad, con sinceridad, son amables, respetuosos, serviciales, sinceros… Dado el aislamiento en que viven, en tiempos de preparación de la tierra, durante la siembra y la cosecha, ellos se ayudan mutuamente a realizar las faenas; en la época de carestía, al que no tiene frijoles o maíz, ellos se prestan para retornar lo que reciben en la próxima cosecha. Así ellos demuestran los valores positivos en su convivencia.
La gente en la sociedad no debe expresarse sobre la pérdida de valores de aquellos que nunca tuvieron; los valores, están ahí, en sucesión, en espera de quien los rescate y los pongan en práctica.
Observando al personal en un centro de diálisis atendiendo a los pacientes, pude contemplar a enfermeras y enfermeros en continuo movimiento, recordándome la rapidez del gran Mario Moreno en su rápido andar; luego aparecen los médicos para hacer la visita a pacientes, dialogan con ellos y dan estrictas recomendaciones.
Pude atestiguar que como a uno los pacientes se le había olvidado la inyección que le pondrían durante la dialización, una joven, de nombre Karla, sacó de su bolso una inyección extra que tenía para que la aplicaran al olvidadizo paciente; esa es una verdadera benevolencia, eso es la verdadera práctica de la bondad.
La escuela del 2021 debe educar con los valores positivos, la enseñanza de las ciencias y las artes, con motivación de continuar los estudios a partir del noveno grado.