Mentor de generaciones

  • 11 de noviembre de 2024 a las 00:00
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Como es del conocimiento público, el abogado Oswaldo Ramos Soto, expresidente del Colegio de Abogados (1979-1980), falleció el 30 de agosto recién pasado. ¿Cuál, cree usted, es el vacío que deja este notable jurista? Se le consultó al abogado y analista político Wilfredo Laínez. El abogado Oswaldo Ramos Soto deja un vacío enorme en el ámbito jurídico y académico de Honduras. Su mente brillante y su capacidad de análisis trascendían las normas legales para explorar los principios de justicia y equidad. Fue un pilar en la formación de generaciones de abogados, quienes aprendieron de él no solo el rigor del derecho, sino también el valor de una visión crítica y ética. Su ausencia se sentirá profundamente en cada aula de Derecho y en los foros donde se debaten los destinos jurídicos de nuestro país.

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Tuve el honor de conocer al abogado Oswaldo Ramos Soto en calidad de catedrático del alma mater y, en ocasiones, como interlocutor en discusiones académicas. Su dedicación al derecho constitucional y su ética profesional lo convirtieron en un referente para quienes compartimos su vocación por la enseñanza y el análisis jurídico. Recuerdo que, en una ocasión, durante un debate en una de sus cátedras, el abogado Ramos Soto nos retó a plantear una defensa de la Constitución desde el punto de vista de los derechos fundamentales. Su capacidad para provocar el pensamiento crítico y su habilidad para guiar a sus alumnos hacia conclusiones profundas y reflexivas fue impresionante. Siempre buscaba que entendiéramos la trascendencia del derecho. La trayectoria del abogado Ramos Soto es, sin duda, un ejemplo de compromiso y dedicación. Su desempeño como maestro de generaciones lo inmortalizó en la memoria de quienes aprendimos de él el respeto al derecho. Como rector, defendió la autonomía universitaria con una visión de progreso y desarrollo.

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