¡Basta de políticos y funcionarios corruptos!

“Poner freno a la corrupción constituye un desafío”

  • 07 de diciembre de 2024 a las 00:00
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En Honduras es urgente destruir la industria de la corrupción, los obreros de la corrupción de dentro y fuera del gobierno y del sector público han tomado cuenta del país dilapidando todos los recursos posibles, destinados para el enriquecimiento ilícito y personal de la pandilla: empresarios, militares, policías, funcionarios y políticos corruptos, etc.

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Resalta que, los políticos y funcionarios corruptos militan en todos los partidos políticos existentes, apareciendo la corrupción en todo y en todos.

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Los efectos de la corrupción afectan desproporcionadamente a las personas más vulnerables de la sociedad, los más pobres. La corrupción generalizada desalienta la inversión, detiene el crecimiento económico, socava el Estado de derecho y debilita la institucionalidad.

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Para contrarrestar la corrupción, la atención debe estar puesta en los ámbitos de mayor riesgo como la elección de candidatos a cargos de elección popular, la contratación pública, la administración de los ingresos públicos, la gestión de los recursos naturales, así como controles internos eficaces.

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Poner freno a la corrupción constituye un desafío, inicia con la decisión de la voluntad política, reformas electorales, la participación activa de la ciudadanía censurando la corrupción y otorgando el voto de castigo a los precandidatos y candidatos corruptos no importando el partido político, un constante fortalecimiento institucional para promover la integridad, la rendición de cuentas y permitir la cooperación internacional.

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La corrupción no tiene color político, es el resultado de procesos de deslegitimación del régimen político y el deterioro del Estado de derecho con la quiebra de las instituciones públicas y privadas. La corrupción es una enfermedad contagiosa incrustada en la mente, corazón, espíritu y códigos genéticos de mujeres y hombres naturalmente perversos.

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La corrupción, impunidad, narcoactividad, y anulada la cultura de la legalidad, son enfermedades donde los expertos en corrupción ya contagiaron una gran gama de personas con la misión de invadir las fuerzas armadas, policía nacional, empresa privada, instituciones financieras nacionales e internacionales, los poderes del Estado de Honduras: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. La corrupción erosiona la confianza.

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En Honduras vivimos bajo un régimen autoritario basado en el sometimiento venenoso y absoluto de una sola persona (Mel Zelaya), y su antídoto es la legalidad. Justamente porque la legalidad es el antídoto, la institucionalidad como un todo, el sistema de justicia y el Estado de derecho han sido quebrados. La justicia se volvió injusta y el sistema democrático encadenado.

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Necesitamos urgentemente un cambio de gobierno, necesitamos la participación de todos los buenos y honrados hondureños, sin distingos de su situación económica, académica, edad, y afiliación política. Necesitamos candidatos a cargos de elección popular de ficha limpia, responsables como individuos ante la colectividad, temerosos de Dios, con sólidos valores éticos, morales y cívicos, pilares fundamentales para establecer una institucionalidad funcional, legal y de confianza. Necesitamos dar voto de castigo a todos los políticos corruptos. Queda planteado.

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