Ciertamente, países como Honduras -y quizás todos- tenemos algo o mucho que aprender de los logros y yerros de las demás naciones. Se trata de un ejercicio sereno buscando aprender de las buenas experiencias y también de las que no lo son. Cada país tiene sus especificidades, potencialidades y puntos vulnerables. Es cuestión de auscultar su historia, procesos, personajes, instituciones y evolución de su pensamiento y actividades.
Este 2024 nos dejó la realización de los Juegos Olímpicos en París durante los últimos días de julio y primeros de agosto. Nos dibujó claro mapa de cómo están los países en una correlación parcial entre logros deportivos y nivel de desarrollo.
Como es de esperarse, Estados Unidos sigue siendo el rey en el medallero histórico. En París, logró empatar con China, ambos con 40 medallas de oro, con un margen de ventaja para Estados Unidos. En preseas de plata y bronce, acumulando 126 frente a 91 chinas, ambos de un gran total de 987 medallas en disputa, calculando las 32 disciplinas y las 329 pruebas.
Respecto a América Latina y otros americanos distintos a Estados Unidos y Canadá, destacó Brasil (en la posición 20). A Cuba no le fue muy “bien” pero quedó en posición 32 con 9 preseas, no cumplió con su meta de estar precisamente entre esos primeros 20, pero, participó dignamente considerando el modesto tamaño de su delegación, el más reducido en décadas. Alejado todavía más de aquella hazaña de estar entre las primeras cinco posiciones en Barcelona 1992.
Muy a propósito del título de este ensayo, el deporte olímpico cubano ha sobresalido en el boxeo, obteniendo 80 preseas, que incluyen 42 de oro. Tiene un inventario total en 16 de las 32 disciplinas, de 244 medallas acumuladas en sus 22 participaciones olímpicas, habiendo desistido de competir en las otras 7 ocasiones. Las hazañas cubanas se han alcanzado también en las disciplinas del atletismo, con nada menos que 11 medallas doradas y un total de 45 con las de plata y bronce. Dato curioso y revelador derivado de la crisis política es que tres de los deportistas desertores compitieron en salto triple representando a distintos países europeos y, sorpresa, lograron las medallas de oro, plata y bronce, respectivamente.
Si alguien, justificadamente o no, pensara en extrapolar las crisis y limitaciones económicas del régimen isleño hacia lo deportivo, ¿se atrevería a considerar al sistema político como un fracaso extendiéndolo a lo deportivo?
Mucho deberíamos aprender de la organización, mística y espíritu de lucha deportiva de los cubanos. Tomando las pautas científicas, sin pretender copiar mecánicamente aquellos métodos adaptados a las especificidades de los países y sociedades. Mal hacen aquellas personas que, en afán de negacionismo, pretenden desacreditar los logros plasmados en un sistema económico y político diferente. De igual manera, y siempre pernicioso, es matricularse o fingir la adhesión a regímenes alternativos al capitalismo clásico sin entender las reglas y los cambios operados en otros modelos de gobierno solamente para aparentar activismos ideológicos que nunca han tenido e inexistente en su estilo de vida personal. Algunos y algunas, que hoy por oportunismo dinerario se presentan como de “izquierda”, en realidad solo han adoptado una especie de “franquicia” piruja para justificar una militancia que nunca han tenido. El principio base sigue siendo que cada país sepa gobernarse a sí mismo, definiendo su “plan” de nación con base en los puntos comunes dentro de sus distintos estratos y sectores de población.
