Hay dos temas de los que prefiero no escribir, mi padre y la política.
Mi padre porque es muy personal y la política porque en nuestro país es decepcionante.
Pero hoy escribiré de ambos, porque están relacionados.
El 31 de octubre del 2019 recibí la más dura llamada de mi vida, mi padre fue asesinado a balazos en Puerto Lempira. Él fue una más de las víctimas de la situación que vive este país. Mi padre era un líder empresario, que amaba a su gente miskita. A través de su visión honesta de la política quería provocar cambios sociales en una comunidad hundida en la misera y desesperanza.
Cuando su mensaje empezó a ser más vocal a través de los medios de comunicación locales, fue mandado a callar. Su asesinato tuvo como objetivo silenciar a un líder para que el pueblo siguiera sumido en la desesperanza.
Nosotros sabíamos que mi padre exponía su vida al denunciar las situaciones duras que viven sus hermanos miskitos, y por eso un día le pregunté que por qué lo hacía. Su respuesta fue contundente: “Alguien debe hacerlo”. Luego me citó este verso bíblico que dice: “Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos”. Juan 15:13.
Esto me dio la fuerza para levantarme luego de su muerte.
Hoy, los hondureños nos despertamos con una lanza más al corazón, sabiendo que un recurso externo que ayuda a mantener la poca “justicia neutral” en nuestro país está siendo eliminado, para continuar haciendo de Honduras la hacienda de unos pocos.
¿Qué necesita Honduras hoy? Dos cosas:
1. Llegar a un punto de hartazgo que haga que los buenos hondureños reaccionemos. ¿Hemos llegado?
2. Líderes buenos con coraje, integridad, valores y principalmente amor por su gente para empezar a actuar.
¿Qué si tenemos un buen líder político ahora?
Sólo basta pasar frente a cualquier hospital público o centro de salud y ver a nuestros hermanos enfermos haciendo fila en horas de la madrugada para ver si consiguen una cita, para dentro de varios meses, cuando quizá ya sea muy tarde; O ir a una escuela pública y ver a los niños en condiciones deplorables. Más allá de ir a las aulas, te animo a entrar a un servicio sanitario.
En el liderazgo hay una premisa: Toda organización es el reflejo del pensamiento de sus líderes.
En Honduras se cumple a cabalidad, nuestro país está sumido en una misera que es el reflejo del egoísmo de los que encabezan los poderes del estado. No hay forma de excusar nada de lo que sucede en Honduras, ahora más cuando tenemos a un vecino transformando un país entero en tiempo récord.
A 5 años de la muerte de mi padre, el dolor es tan palpable como cuando sucedió, por eso escribo esto con lágrimas, pero con la consciencia de que mi padre hubiera querido que fuera valiente.
Honduras necesita más líderes valientes, que estemos dispuestos a arriesgarnos por el cambio. Tal vez no tienes interés en estos temas, la verdad es que cansan, pero es bueno considerar que vamos en un mismo barco que se llama Honduras, y eventualmente la situación nos alcanza a todos.
Tal vez pienses que no puedes hacer algo más hoy, pero yo te animo, si te lo propones puedes hacer mucho, primero en tu círculo de influencia y luego en tu comunidad. Y aquellos que tienen un poco más de influencia y poder, mezclado con buenos valores, los animo a que hagamos aún más.
Lo que sí es importante comprender es que quejarnos, criticar y seguir en lo mismo no va a cambiar nada. No podemos seguir haciendo lo mismo y esperar un “milagroso” resultado diferente. ¡Honduras necesita ayuda urgente!
Cuando mi padre murió yo tome la decisión de honrar su vida a través de lo que hago, y creé un programa y una conferencia que se llama “Naciste para Brillar”. Apenas vamos empezando, pero ya tenemos un pódcast con el mismo nombre, donde comparto enseñanzas e inspiración para líderes.
También pertenezco como voluntaria a las juntas de diversas organizaciones de desarrollo social. Estoy segura de que poco a poco encontraré más formas de honrar su memoria, ayudando a mis hermanos hondureños. Te invito a encontrar la forma de ayudar a hacer de Honduras el bello país que se merece ser.
Si hoy te sientes una vez más decepcionado, te comparto las palabras de MLK: “Debemos aceptar la decepción finita, pero nunca debemos perder la esperanza infinita”.
Hermanos hondureños, de integridad, trabajadores, honestos, NACIMOS PARA BRILLAR, no se nos olvide.
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