¿Cuándo fue la última vez que usted escribió un ensayo? Esperaría que la respuesta no esté directamente relacionada con la última vez que se lo dejaron como asignación. Está bien, convengamos en que culturalmente hemos reducido la escritura de ensayos a los trabajos académicos. ¿No tiene dónde publicarlos? Debo decir que el ensayo pertenece a aquellos textos que su escritura está justificada más allá de su publicación. Además, hoy es posible generar los propios espacios.
Ahora voy con otra pregunta: ¿cuándo fue la última vez que usted leyó un ensayo? También esperaría que no fue cuando se lo dejaron como asignación. En ambos casos, tanto en la escritura, como en la lectura, lo que ganó cuando lo hizo fueron más que puntos.
Según el Diccionario de la Lengua Española, el ensayo es un “escrito en prosa en el cual un autor desarrolla sus ideas sobre un determinado tema con carácter y estilo personales”, esta definición es posiblemente la más sencilla que encontremos, y a pesar de eso, destaca el elemento más importante de este tipo de textos, dice que un autor «desarrolla sus ideas». ¿Ha dimensionado usted lo importante que es que las personas desarrollen sus ideas? Y ni hablar del estilo personal, estaríamos hablando de otro nivel.
Sí, probablemente el desarrollo de las ideas es algo que pueda hacerse también de manera oral en una conversación (una buena conversación), pero en este caso, así como en otros, poner las ideas por escrito le da mucho más orden y sentido, se hace de manera mesurada y sobre todo, el pensamiento se va corrigiendo y limpiando. Por supuesto, un ensayo tiene la ventaja de que puede dialogar con otros textos y con autores que por diversos motivos (geográficos, temporales, lingüísticos) no están oralmente a nuestro alcance.
Como es evidente, la escritura de ensayos nos ayuda a pensar los temas, reconsiderar algunos detalles que probablemente en caliente no habíamos pensado. Me ha pasado que en la escritura, ya sea investigando para escribir o dándole orden a mis ideas, me he dado cuenta de que estaba equivocado, a veces parcialmente pero en ocasiones ha sido por completo. En otras palabras, me ha ayudado a cuestionar las verdades que por A o por B he dado por certezas en mi vida. Diría yo que tener las ideas más claras en nuestra cabeza nos ayuda, incluso emocionalmente, a vivir mejor.
Me temo que en la actualidad el pensamiento de los jóvenes corre muchísimos riesgos, entre otras cosas porque es posible que haya más de alguno que no haya escrito nunca de verdad un ensayo, derivado de un uso indebido de la inteligencia artificial. Claro, no es un peligro nuevo, ahora es ese recurso, pero antes era la venta de tareas, por ejemplo, o el simple copiar y pegar de internet, sin embargo, sí es evidente que la problemática se ha agudizado. La solución: escribir en el aula.
Me llama la atención que en Honduras y Centroamérica suele haber concursos de cuento, poesía y novela (de por sí ya pocos), pero los de ensayo son más escasos, cuando son una verdadera oportunidad para ejercitar el pensamiento y promover las ideas. Lo mismo sucede con las publicaciones, el volumen es menor o por lo menos eso aparenta.
No quiero que me tome por el típico profesor de español que promueve este tipo de cosas, yo de verdad estoy convencido de que la escritura y, en su defecto, la lectura de ensayos nos cambia las ideas, el pensamiento y la vida. Para bien.