San Pedro Sula, Honduras.-A medida que se acercan las elecciones primarias en Honduras, la arena política se ha convertido en un campo de batalla digital.
Políticos, activistas de los tres partidos mayoritarios y hasta algunos funcionarios gubernamentales han intensificado los insultos y ofensas en las redes sociales llevando a los votantes a una ola de violencia digital.
A diferencia de procesos electorales anteriores, los actores políticos cuentan ahora con herramientas tecnológicas como la inteligencia artificial, que les permiten difundir desinformación (fake news) y fomentar el odio en la sociedad.
La ausencia de propuestas concretas y soluciones a los problemas sociales y económicos profundiza esta dinámica que socava la democracia.
En plataformas sociales como X, líderes de todos los partidos recurren diariamente al lenguaje vulgar para desacreditar a sus rivales.
En respuesta, los atacados intensifican las agresiones, creando un círculo vicioso que no ofrece información útil al ciudadano encargado de elegir al próximo gobernante, diputados y alcaldes.
La creciente ola de violencia digital es empujada por políticos que superan los 50 años de edad y por jóvenes que han crecido en la era digital, con celulares e internet, creyendo que calumniar y difamar, humillar y acosar, por las redes sociales no es un delito, sino una conducta inherente al ámbito cibernético y parte de la libertad de expresión que no puede ser limitada, consideran algunos expertos.
Durante la semana, Salvador Nasralla, precandidato del Partido Liberal, generó polémica al declarar en un acto público, y posteriormente en la red X: “Porque no tenemos gente en agricultura que entienda, lo único que saben estos imbéciles es hablar de Fidel Castro y del cabrón de Hugo Chávez”.
Fabricio Sandoval, diputado de Libre, escribió en X: “Han desfilado los lacayos pidiendo bendición de la embajada Yankee... se les olvida a esos pre-candidatos que es el pueblo quien manda y que no somos colonia. Lo importante es que se siguen evidenciando como lo que son: velones de los yankees”.
A lo que el diputado nacionalista Jack Uriarte le respondió: “Mini pepsi por qué insultas así a tu candidata a la presidencia, será que no te llevas con ella? ¿O es que quieres irte con Rasel? Esto te pasará factura en tu departamento ya ni con el chingaste electoral vas a salir”.
¿Qué opinan los expertos?
En medio de este escenario, donde los mensajes son mucho más agresivos, Dina Meza, directora de la Asociación por la Democracia y los Derechos Humanos de Honduras (Asopodehu), considera que este tipo de discursos perjudica gravemente el proceso democrático e, incluso, crea condiciones que incitan a la violencia en la calle.
“En las redes sociales siempre han utilizado el lenguaje soez, pero en estos momentos es un lenguaje de odio, estigmatizarte, que están utilizando contra cualquier persona que disienta de lo que alguien dice”, sostuvo.
Añadío que “en el ámbito político están armando un circo porque en realidad no tienen propuestas sólidas. Al no tener propuestas sólidas, quieren que todo el mundo gire alrededor del lenguaje morboso para que los ciudadanos no toquen el fondo de las propuestas que no tienen”.
Por “haber un discurso de odio y polarización”, Meza teme que antes de las elecciones generales trasladen los insultos y ataques de redes sociales al espacio real donde los ciudadanos puedan sufrir ataques violentos “porque hay un enfoque para generar odio contra personas que pueden ser golpeadas en las calles”.
Ella cree que “es necesario que los políticos disminuyan el lenguaje soez y de odio y presentar propuestas”.
Honduras no es el único país del hemisferio donde la confrontación política está marcada por discursos violentos y ofensivos de candidatos carentes de propuestas.
Según el antropólogo brasileño Caio Manhanelli, consultor en comunicación y marketing político, las elecciones en el mundo occidental enfrentan una creciente tensión debido a un ambiente comunicacional extremo.
“Entre los años 1990 y 2010, unas dos décadas, tuvimos un ambiente político tibio, la humanidad aparentemente caminaba por un lugar más civilizado, más ajustado, había más debate, pero pasado 2010, la gente comenzó a emocionarse con fuerza lo que no es bueno, porque estamos hablando del bien público y temas de interés colectivo. La emoción va contra la racionalidad”, aseguró Manhanelli, miembro de la Asociación Brasileña de Consultores Políticos.
Manhanelli, quien conoce el escenario político hondureño, plantea que “el uso de malas palabras, el uso de ofensas siempre hubo en las elecciones en todos los procesos democráticos, pero ahora los políticos están radicalizando y polarizando más el discurso por una explosión en el uso de redes sociales como espacios publicitarios donde las personas reciben lo que quieren gracias a los algoritmos”.
Afirmó que “en las redes sociales, por estar controladas por empresas, no hay un compromiso con el debate político como lo habían tenido los medios de comunicación masiva que son regulados por el Estado y creaban espacios para el ejercicio de la democracia, ahora las redes sociales entregan a la gente lo que más quieren consumir”.
Manhanelli, director de Polls Consulting Group de Paraguay y Manhanelli Associados de Brasil, advierte que “esta banalización de la política en las redes sociales está provocando que los jóvenes se involucren más en la política, pero a un nivel superficial y poco constructivo”.
La ONU ha advertido que el discurso de odio promueve la violencia y la intolerancia y causa un efecto devastador; se ha convertido en una de las formas más habituales de extender una retórica divisoria a escala mundial que en peligro la paz de la sociedad.
Su impacto es aumentado por las nuevas tecnologías de la comunicación.Los hondureños celebrarán elecciones primarias en marzo y generales en noviembre de este año.