No es mi naturaleza despertar polémicas donde no se logra nada; por eso, con todo respeto, me referiré a noticias que han circulado en medios de comunicación relacionados con el Hospital Escuela.
Un grupo de apreciables damas, preocupadas por la economía de pacientes de escasos recursos y quienes han estado sujetos al pago de cuotas de recuperación, salvo aquellos cuyos análisis socioeconómico los exime, logró un amparo prohibiendo dichos cobros.
La Fundación de Apoyo del Hospital, en 17 años de silenciosa labor, ha conocido las penurias del Hospital Escuela por la inconsciencia de las autoridades de gobiernos centrales para dotarlo del presupuesto que anualmente se requiere para atender la demanda creciente de servicios.
La prohibición súbita del cobro, por la Corte Suprema, provocará un impacto incalculable en las disponibilidades del Hospital.
Estoy seguro de que las damas en mención, responsablemente, se enteraron con tiempo de este golpe financiero y por ello no desmayarán en gestionar ante el Ejecutivo y el Congreso el presupuesto que la institución requiere anualmente para brindar esa mínima atención a los pacientes. Si no es así, la medicina será peor que la enfermedad.
Por otro lado, en un estimado medio de comunicación he observado, con mucha tristeza, cómo se ha atacado sistemáticamente la presencia de una empresa expendedora de café en los predios del Hospital.
Pido a los amigos del medio que no vayan a caer en la trampa de los intereses oscuros que por años han medrado en el Hospital y para quienes la presencia de las fundaciones ha sido un estorbo.
Todos los ingresos de esas ventas de café son manejados con absoluta transparencia por la Fundación de Apoyo y estos recursos son revertidos al mil por mil para costear remodelaciones, equipamiento y mantenimiento del mismo hospital.
En más de 17 años, la Fundación de Apoyo al Hospital ha invertido casi cien millones de lempiras en esos bellos proyectos, por eso los gobiernos centrales se han desentendido de esa responsabilidad y eso se ha logrado vendiendo churros y ahora café.
Para los que duden, nuestras puertas están abiertas para cualquier información sobre las obras y el destino de los recursos, lo demás puede ser campañita de parte interesada en apartar a la Fundación porque estorba. Decidamos.