Nadie estaba seguro si en las elecciones que se llevaron a cabo en la Argentina, este 22 de octubre, algún candidato ganaría en primera vuelta, lo que sí estaba claro es que el ultraderechista Javier Milei iba punteando con más del 30% del electorado. La sorpresa la dio Sergio Massa, que, de haber quedado en tercer lugar, en las generales alcanzó el primer lugar. El asombro de observadores y analistas políticos deviene del hecho del porcentaje de votantes que hizo que el candidato salido del oficialismo remontara a sus competidores, pero también, porque el candidato Massa, siendo el responsable de la política económica del actual régimen, de alguna manera, se le asocia con los altos niveles de inflación que vive el pueblo.
La crisis por la cual atraviesa Argentina en los últimos años no se había experimentado desde hace algún tiempo. En 2022, la inflación anual registró el 94.8%, una de las más altas en América Latina, provocando alza a los productos de consumo popular.
La situación que vive Argentina, en parte, se explica por la pesada carga de la deuda, misma que es equivalente, según la Cepal, al 85% del PIB, superando en números los 401,303 millones de dólares. A esto hay que agregarle la reducción de las exportaciones como resultado de la sequía que ha vivido el país en los últimos años.
El correlato político a la situación económica que vive la nación es el descontento con un sistema político que no ha sabido dar respuesta a los agudos problemas por los cuales atraviesa la población.
No solo en Argentina está ocurriendo, en otros países también, que, ante la crisis, que, en primer lugar, es económica, de un sistema capitalista que muestra sus peores resultados en los últimos años, están surgiendo los llamados outsiders que son líderes que aseguran tener respuesta a todos los problemas de la sociedad. Los mismos sectores conservadores que han mantenido su dominio con partidos políticos de larga data, se muestran partidarios de la irrupción de estos líderes, ante la imposibilidad de recomponer el viejo esquema partidario.
Los outsiders tienen en común ser críticos del sistema político. En el caso de Milei, se muestra defensor de la utopía capitalista, un capitalismo donde las leyes del mercado libre y espontáneamente regulen el funcionamiento de la sociedad. Se declara anarcocapitalista, con lo que busca darle vida a un sistema en descomposición, con consignas neoliberales que recién han dado muestras de su fracaso en el mundo. En su programa de gobierno habla de reducir al mínimo las funciones del Estado, cerrando el Banco Central, clausurando las instituciones protectoras de los derechos de la mujer, suprimiendo los derechos de los trabajadores a sus prestaciones laborales y cancelando los sistemas de previsión social. Su programa incluye la potestad de que los órganos humanos puedan ser sometidos a la compraventa, como un derecho de cada persona a disponer de su propio cuerpo. Cerrará, según su propuesta, el ministerio de Educación y Salud.
El pueblo argentino está percibiendo que está mal con el gobierno actual, pero puede estar peor, de ganar las elecciones Milei.
