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La vida tiene tres momentos importantes; cuando naces, tu vivir, tu muerte. Cuando naces no sabes si serás asiático, latino, africano, no sabes qué piel tendrás, ni qué cultura, idioma. religión, tradiciones, creencias que serán parte de tu identidad, la cual podría modificarse de acuerdo con las nuevas vivencias, no sabes si serás rico, pobre o paria, si nacerás entre comadronas o en hospital, no sabes si naces defectuoso según el catálogo de la especie humana o si serás un simple mortal o un genio.

Ese convivir de tu primera infancia es donde despertarás tus sentidos, que irán mostrando el carácter que tendrás a través de actitudes manifestadas a los que te cuidan, si serás un introvertido o extrovertido, si serás precoz o demasiado lento para entender tu entorno, si andarás rápidamente y si hablarás rápidamente, muchas variables condicionan tu desarrollo, si fuiste atendido en tus necesidades o si llegaste a ser una carga para aquellos que en el fondo te rechazaron, si te darán amor o suplicio, si te quebrantarás ante las injusticias o serás un valiente peleando contra el dragón.

Tu infancia te irá dando a conocer destellos del mundo que vivirás, la conciencia humana se despierta a medida que las experiencias nos vayan dejando lecciones de vida, si serás atemorizado por tus demonios construidos por los dogmas y tradiciones de tu entorno; un dios que castiga; que recompensa, si lo que pensaste es prohibido o es permisivo, ángeles y demonios que nos conducen al camino de la redención o al camino del infierno, según la teología que aprenderás, siempre verás que si todo queda al libre albedrío la capacidad de hacer lo que uno desee este jamás estará exento de pena o gloria, porque siempre te envolverá el sentimiento de que si lo actuado no afecta a otros y esto no te permite actuar con soltura porque siempre estaremos atados a pensamientos y normas que en una cultura es permitida y que en otra no lo es, entonces, ¿se es o no se es?

Crecerás y serás un hombre o mujer que deberán explotar sus riquezas humanas, si tuviste la oportunidad de un conocimiento más allá de un simple vocabulario o alfabeto de primaria o si experimentaste las leyes de la física de la relatividad, la cuántica, si exploraste el universo o solo fue el entorno que te dirá que la Tierra es plana o cuadrada o serás el que ponga su mirada “al infinito y más allá” donde volarás con gran sabiduría porque el uno fue atado y el otro liberado, aprenderás del amor, sí, ese que es un don de vida o de muerte, explorarás las relaciones humanas y sus virtudes y defectos y muchas veces no entenderás el concepto de no odiar pero que dentro del sistema donde el humano se desplaza el odio se aplica a los que te pisotean, tu patriotismo enfrentado te llevará a extremos donde esta cualidad deberá explotarse, se es o no.

Y amarás con la fuerza de tu ser, aprenderás que dentro llevas progenie a las cuales entregarás tu vida, tus fuerzas, tus emociones, que importarán más que la vida que se tiene y entenderás la cabalidad de uno de los frutos del Espíritu que podría llenar a la humanidad de compasión, tolerancia, empatía, de forjar nuevos destinos sin la ambición de demostrar que tú eres mejor y aquel no, ya que todos somos seres humanos y tu posición no te hace mejor ni peor que otros, eres y así de simple; eres.