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Los 'terroristas” de calle y corbatín

Con la famosa ley antiterrorista todo el mundo se ha sacado la madre en diversos foros y en las redes sociales. “Cobarde... falso”, le dijeron a un diputado liberal que votó a favor del discutido reglamento. Lo curioso del caso es que mientras la “oposición” se divide más y más, el oficialismo se fortalece y sus miembros se mueren de la risa al lograr sus objetivos.

En nuestras calles lógicamente pululan peligrosos delincuentes que atracan, asesinan, incendian y quiebran empresas a pura extorsión, delito que ahora será tipificado como “terrorismo”, pero en Honduras no cabe duda que modelan verdaderos “terroristas” en medios de comunicación, en la política y a nivel financiero. ¡Correcto!

El “terrorismo” –a criterio limpio- tiene varias connotaciones. Podríamos decir que este tipo de barbarie la ejercemos todos cuando negamos una limosna al pordiosero o ignoramos, en combo, a los niños que bailotean cerca de Casa Presidencial tras huir de la brutalidad casera donde los explotan o los abusan. Matamos la niñez con nuestro desprecio.

Un diputado de la alianza acusa al presidente Juan Orlando Hernández de “dictador” y le enoja que haya aplaudido el nuevo código. “También es un acto de terrorismo su reelección”, expresó el parlero que irónicamente también se enamoró de la butaca y va por su reelección y, de remate, su vital asesor es un palancón del bajo mundo. ¿Adivinen quién es?

Si el reñido estatuto violenta derechos a pillos callejeros ¿dónde están los derechos de los inocentes? Si quienes queman buses, negocios o incitan al caos son terroristas ¿serán terroristas los periodistas que extorsionan mediante diatribas a políticos y empresarios? ¿Quiénes son los terroristas del Estado? ¡Pues ustedes!

Si son tiesos aplicando estas leyes también deben de señalar como “terroristas” a todos aquellos que se han robado el país y cansan presumiendo pudor. ¿Dónde están los ladrones de la cuarta urna, del IHSS, del “petrolazo”, del “chinazo”? Estos “angelitos” dictan estatutos para bandidos callejeros mientras ellos se santifican frente a la prensa. ¡Cínicos!

*Periodista