Sesenta años atrás (agosto de 1964), el presidente Lyndon Johnson solicitó a su congreso “apoyo total” para intervenir militarmente en Vietnam, en represalia por el ataque de dicho país a naves de la armada estadounidense (EUA). El cónclave aprobó, sin declarar la guerra, aumentar el diluvio de bombas sobre Hanoi y enviar ejércitos a batalla, habiendo trascendido estos, en años, de 60,000 a 500,000 soldados. Una contienda inventada.
La excusa de Johnson fue que en julio de 1964 y en Tonkín barcos de Vietnam del Norte (VN, comunista) habían agredido a similares norteamericanos, por lo que urgía replicar con misiones de guerra a fin de contrarrestar la ola izquierdista y roja que amenazaba imponerse en el orbe. Vietnam reclamaba Tonkín para su soberanía, alegato que Estados Unidos rechazaba. La investigación demostró que jamás aconteció un segundo ataque y que la argumentación estadounidense se basaba en malicia y comunicación erróneamente interpretada.
El 2 de agosto el navío Maddox, que faenaba ante la costa de Vietnam, fue interceptado por lanchas patrulleras de ese país. “El comandante del Maddox ordenó disparar si las patrulleras se acercaban a diez mil metros y hubo tiroteos que dejaron cuatro norvietnamitas muertos y otros severamente heridos. Dos días más tarde el Maddox volvió al golfo, territorio norvietnamés, donde sus tripulantes nerviosos y bajo pésimo clima lanzaron mil cañonazos a enemigos no visibles”. Al día siguiente se aclaró no haber habido ataque alguno vietnamita.
Ah, pero oportunidad tan propicia no sería desperdiciada por la CIA (Agencia Central de Inteligencia), que ideó una agresión del mísero país contra la potencia y con que armó terrible relajo. El comandante de VN, Nguyen Giap, admitió en 1995 que los sucesos del 4 de agosto fueron un invento.
Treinta y cinco años más tarde, en 1999, el exingeniero de la CIA Eugene Poteat declaró que en 1964 le pidieron analizar si había habido ataque real de una lancha torpedera o era imaginario, y por más detalles técnicos que pidió (clima, barcos, armas) no los dieron, por lo que llegó a la conclusión de que no hubo lanchas torpederas esa noche y que la Casa Blanca estaba sólo interesada en confirmar el supuesto ataque y reventara un conflicto.
Sábese, tras archivos secretos, que el ataque al Maddox fue excusa de la CIA para involucrar a su gobierno en la guerra y que el segundo ataque nunca ocurrió. Los llamados “Papeles del Pentágono” (New York Times, 1971) revelaron un informe del Departamento de Defensa -conversaciones telefónicas entre Johnson y su asesor McNamara- mostrando que este (Secretario de Defensa) mintió en forma deshonesta por causa de operaciones secretas que llevaba la CIA y que procuraba mayores escaladas bélicas, sin duda impulsadas por la industria armamentista. R. Hanyok, historiador de la Agencia Nacional de Seguridad, afirma que los responsables de espionaje “distorsionaron” los datos para involucrar a su país en otra guerra.
Malditos. Tras esa oscura conspiración murieron dos millones de civiles, un millón de combatientes de VN y Viet Cong, 250,000 soldados de Vietnam del Sur y 68,000 estadounidenses.
Seguro que entre esos jóvenes norteamericanos muchos negros y latinos perdieron la vida.