Vibra mi patria, amada desde que el corazón late, cuando sientes tus primeras brisas perfumadas de resinas de bosques esmeraldinos, valles irrigados de caudalosos ríos, mantos acuíferos que llevan vida y prosperidad, sean fecundas sus montañas llenas de enhiestos bosques que abrazan los amaneceres y despidiendo los atardeceres, sus colinas se llenan de argenta luz en las noche de plenilunio y una hermosa Vía Láctea surca el espacio sideral invitándonos a elevar nuestra humanidad a la inmensidad del vasto universo; inalcanzable, majestuoso, incógnito.
Sean sus hijos forjadores de paz, realcen sus colores patrios en la honestidad y el honor, sea tu estandarte que cubra tu cuerpo cuando el llamado de la patria te escoja para defender sus ideales, su territorio, que las empresas que forjes sean fuente de bienestar y prosperidad para todos los hermanos que entrelazados como un solo empujen los engranajes de la industria y el comercio generadores de riquezas.
Mi patria es el corazón que late en el continente, su sonar es profundo, sus ríos llevan la vida desde el septentrión al meridional, su fuego no se apaga, en los corazones de sus hijos la llama de la justicia, paz, concordia, fraternidad se alzan como altares que simbolizan el convivir fraterno que nos hace levantar el brazo y en una sola voz exclamar: patria se te honra por siempre. Sea mi patria el refugio del desvalido, los brazos fuertes y poderosos se levantarán como un solo en la defensa del indefenso, su regazo será para aliviar las penas que nos abate porque en la patria se sonríe y se llora, las lágrimas derramadas serán diamantes dejados caer por cada hermano y hermana que se eleva hacia el éter en el crepúsculo de la rueda de la vida que gira incesantemente y que cada amanecer siempre recoge su cosecha y los lleva hacia la eternidad.
Su idiosincrasia es universal, la voz del hondureño se escucha hasta las cumbres de los montes más elevados y en las fosas abisales el sonido provoca tsunamis que bañarán las costas con aguas salobres que traen las riquezas marinas, benditas sus playas besadas por dos inmensos océanos, donde se sumerge la Atlántida y se descubre la Polinesia, mares de indios caribes y cholulas que vieron llegar al conquistador y llenando sus tierras de extraños fecundaron una nueva raza del mestizaje que anhela la lucha de un indio en Piedra Parada o despeñarse de un Congolón indómito.
Son sus próceres ejemplos de vida para aprender de ellos la hidalguía, el coraje, el morir por ella entre la pólvora del mosquete y la bala que destroza los ideales que se forjaron en el fragor de la batalla o en el libre pensamiento de la sabiduría y erudición de mentes que enaltecieron y enriquecieron los ideales que se plantaron.
Patria amada, escarnio para muchos que llamándose como tú deshonran tu nombre, son como Atila asolador de tierras, saqueadores de tus tesoros, queman y mancillan tu honor, tus símbolos son rotos y pisoteados, las leyes sagradas de los hondureños las rompen en mil pedazos y aventadas al viento, la patria se profanó, no hay honor, no hay respeto, no hay orgullo, la conciencia cauterizada en el afán de riquezas mal habidas los hacen codiciosos, inescrupulosos, su valor como ser humano se diluye en su deshonor.
La patria solo es una, la patria se respeta, se eleva al altar donde cada ciudadano rinde su juramento, la patria es nuestro hogar, es el cobijo en los tiempos de angustia, felicidad en los días de solaz, la patria hay que cultivarla, amarla, donde debemos florecer ante el mundo dando lo mejor que cada hijo e hija tiene que brindar en el día a día, la forja de una nación que no se extinga es el deber de cada uno de sus hijos.
Patria querida, patria amada que tus hijos te honren porque eres nuestra madre, madre que nos amamantó y crio, la patria es y será la razón para luchar para reivindicarla. En un solo nudo hagamos de Honduras la patria grande que soñamos.