Trabajé 29 años en el Hospital Materno Infantil después Hospital Escuela. Ocupé todos los cargos médico-administrativos.
Tengo dos honrosas destituciones por denunciar la corrupción en los gobiernos liberal de Reina y nacionalista de Maduro. Conozco debilidades, impropiedades e incapacidades de autoridades. Nombran convenientes no a diligentes. Incondicionales que no resuelven ni exigen. Nulos.
El impune Br. Zelaya Rosales “hizo” ministra a una paisana sin ningún mérito profesional que con modestia rural confesó “extraño el queso de mi pueblo”. Después, otra doctora muy capaz renunció por incongruencias del poder. Dos o tres más fueron transitorios incapaces. Sin huella.
Cuando Lobo Sosa, corrupto confeso, advertí al colega amigo que no aceptara conociendo la ineptitud e improbidad del jefe que al destituirlo nombró otros al destajo. Reconoció denunciando la corrupción en esa dependencia del Estado pero nada hizo, igual que con el saqueo en el IHSS. Otro intocable.
JOH “puso” en la gestión anterior de subsecretaria a la amiga graciana que pasó inadvertida. Como premio a su impericia la hizo ministra tres años más. Al destituirla a destiempo, por decreto confirió conocimientos a una química farmacéutica que de salubridad sabe lo que yo de astrología.
Resultados inocultables. Siempre los hospitales han estado desabastecidos, pero el que se quita la bata de médico digno para ensartarse el denigrante saco político insiste en un 80% mágico para conservar el puesto.
Ofensivo. Nunca ha sido real. No respetan su ética ni al paciente que urge de medicamentos e insumos y tecnologías inexistentes por lo que se hace medicina de guerra con la ayuda de Dios. Desentendimiento gubernamental.
JOH en sus postrimerías iniciará una investigación del desabastecimiento, mora quirúrgica y maltrato de pacientes.
“La incomodidad de la gente por cómo la están atendiendo…los funcionarios públicos estamos para proteger a los ciudadanos, y atenderlos con dignidad, dando lo mejor que tenemos… si existen factores como indolencia, confabulación entre servidores públicos y sector privado y falta de compromiso, vamos a tomar medidas drásticas… no es posible que en un tema tan sensible se encuentre gente que no esté haciendo su trabajo como debe o que no den el ancho”. Tardío.
El ministro de la Presidencia, otro multiusos, habla -con la impropiedad del ignorante en medicina- de otra espectacularidad: “fuerza de tarea” para ese fin. Machete estate en tu vaina.
Señor Presidente, mejor atienda el permanente “No hay y el hasta mañana” que insulta al necesitado sin atención. Sancione a los incapaces que tiene en salud pública y el IHSS y haga lo que debió hacer desde el inicio.
En nuestros hospitales públicos el derecho a la salud del pueblo se violenta con indignidad. Constate la verdad, no escuche la mentira. La salud no es pública cuando priva en la limitada visión del político.
El Colegio Médico no protege al pueblo ni al agremiado. Mis colegas pensantes siguen penosamente silenciados mientras otros marchan con opositores políticos.
Falta seriedad y contundencia. Dignifica trabajar para el paciente, pero indigna no tener cómo hacerlo bien. Por la politización e improvisación, la salud pública nunca ha sido prioridad.