En medio de la pandemia del coronavirus Covid-19, ha surgido otra plaga, igual de dañina o peor que la misma. Se trata de la ola especulativa que han creado comerciantes inescrupulosos al elevar, de manera exagerada, los precios de los artículos de consumo básico popular. No se trata simplemente de los mercaderes tradicionales, pues tal acción la cometen profesionales universitarios dedicados a la venta de productos diversos, que se aprovechan de la escasez o porque han monopolizado equis artículo y por el clima de inseguridad o de confinamiento que sufren los ciudadanos que verdaderamente cumplen con las decisiones adoptadas por el gobierno central, a través de los organismos del caso, es decir el Sinager. En la mente de tales especuladores no existe el sentido de la solidaridad humana, aunque algunos se pumpunean el pecho al asistir regularmente a las iglesias, sean católicos o de las sectas cristianas protestantes. No existe la sensibilidad humana ante sus demás compatriotas, lo que les interesa es ganar, ganar y ganar más dinero del que poseen a costillas de sus conciudadanos, olvidando el adagio popular que señala: dinero mal habido mal acaba. Para solo mencionar uno que otro caso, el valor de un huevo venía costando, antes de esta cuarentena, tres lempiras, hoy su precio es de cuatro a cinco lempiras. El cartón costaba 85 y ahora se cotiza a L 110. El pescado estaba a 60 y ahora lo venden en la Feria del Agricultor a L 75 cada libra. La libra de frijoles valía L 12 y ahora se vende a L 20. En cuanto a medicinas e insumos, que se comercializan en esta localidad de Olanchito, han subido de manera desproporcionada. Por ejemplo, los medicamentos de uso crónico, podemos mencionar los antihipertensivos, para el caso, Atacand costaba antes del coronavirus 800 (caja de 134 tabletas) y ahora cuestan L 1,015. Las medicinas de uso popular (para la tos, dolores, infecciones y otros) han subido también de precio. No digamos las mascarillas quirúrgicas, antes del coronavirus la caja costaba 40 lempiras conteniendo 50 mascarillas, hoy por el mismo producto el consumidor deberá pagar 1,500. El precio en farmacia valía cuatro lempiras, ahora es de 30 lempiras. A esta crisis especulativa hay que agregar el hecho de que la sucursal o clínica del Instituto Hondureño del Seguro Social (IHSS) no tiene medicamentos de uso oncológico ni aquellos que requieren los afiliados que sufren enfermedades crónicas, como la diabetes. Se informa que no habrá, para el caso, insulina hasta de dos a tres meses. ¿Será posible esto? Es la triste realidad de un sistema de seguridad social y de salud obsoleto, que debe corregirse de inmediato pues está en juego la vida de decenas de personas que padecen de diabetes en este municipio y que debieran de recibir una atención esperada de parte de esa entidad, pues para ello cotizan mensualmente, cuyos fondos sirven para pagarle a los mismos empleados de esa y otras clínicas del Seguro Social que operan en varias ciudades del país.