El termino “padre” viene del latín pater, cuyo significado es jefe de familia, protector, defensor. De ahí surge el rol que desempeña un padre en la sociedad y si asociamos el término a los diputados de nuestro Congreso Nacional, la función de ellos sería representar a nuestros departamentos en la arena social, pero además estarían obligados a proteger a la familia llamada sociedad hondureña.
En el caso de nuestro Congreso Nacional, hace todo lo contrario y no representa los intereses de nuestra sociedad, sino a élites económicas que probablemente fueron los que financiaron su campaña.
Las últimas acciones de los diputados demuestran que si son capaces de ponerse de acuerdo para emitir una ley cuando es para su beneficio, pero no cuando es para beneficio del pueblo.
Con estas acciones considero que no buscan el bien común de nuestra sociedad, ya que, estos padrastros de la patria, en vez de ayudar, la desafían con sus acciones. No sé si esto lo hacen porque se creen intocables con la borrachera de poder que tienen, o porque saben que en la moribunda institucional que tenemos, la ley solo alcanza los descalzos.
No creo que los diputados desconozcan que estamos viviendo en una sociedad polarizada, que su casa, el sistema político se cae por pedazos, sin embargo, insisten en continuar atropellando el pueblo con sus decisiones que buscan defender y favorecer a determinadas élites de la sociedad hondureña.
Para los que siguen la actualidad política y analizan la situación nacional, hay un factor interesante que podemos rescatar y es el hecho que la sociedad hondureña ha perdido fuerza para exigir, repudiar y plantarse firme frente a los abusos descarados de los políticos tradicionales.
Algunos siguen pensando que el deber de defender la patria se alcanza con alguna intervención en las redes sociales, porque estas llegan hasta el último rincón de Honduras y marcan tendencia, pero desconocen o se hacen, que estas redes muchas veces se limitan a ser una caja de resonancia que fácilmente puede ser ignorada por los seudopolíticos. Digo seudo por que estos no son líderes, ya que, en vez de trabajar para darle certidumbre y tranquilidad a la población, en momentos de crisis, hacen todo lo contrario con lo que legislan.
Ser diputado debería ser un honor, un honor ganado y no recibido con artimañas y compra de conciencias. Pero, está claro que en Honduras es todo lo contrario.
Algo muy claro que debemos tener presente, es que, así como se ponen los diputados, los catrachos podemos a través del voto depurarlos del Congreso Nacional.
Para hacer esto, solo necesitamos que nos volquemos a las urnas masivamente, y saquemos a todos los que han vivido a lo largo de estos últimos años de la estructura del estado y que no han contribuido al desarrollo del país. Es el momento de elegir hombres y mujeres probas, para que después no nos arrepintamos de haber elegido nefastos padrastros de la patria.
En el caso de nuestro Congreso Nacional, hace todo lo contrario y no representa los intereses de nuestra sociedad, sino a élites económicas que probablemente fueron los que financiaron su campaña.
Las últimas acciones de los diputados demuestran que si son capaces de ponerse de acuerdo para emitir una ley cuando es para su beneficio, pero no cuando es para beneficio del pueblo.
Con estas acciones considero que no buscan el bien común de nuestra sociedad, ya que, estos padrastros de la patria, en vez de ayudar, la desafían con sus acciones. No sé si esto lo hacen porque se creen intocables con la borrachera de poder que tienen, o porque saben que en la moribunda institucional que tenemos, la ley solo alcanza los descalzos.
No creo que los diputados desconozcan que estamos viviendo en una sociedad polarizada, que su casa, el sistema político se cae por pedazos, sin embargo, insisten en continuar atropellando el pueblo con sus decisiones que buscan defender y favorecer a determinadas élites de la sociedad hondureña.
Para los que siguen la actualidad política y analizan la situación nacional, hay un factor interesante que podemos rescatar y es el hecho que la sociedad hondureña ha perdido fuerza para exigir, repudiar y plantarse firme frente a los abusos descarados de los políticos tradicionales.
Algunos siguen pensando que el deber de defender la patria se alcanza con alguna intervención en las redes sociales, porque estas llegan hasta el último rincón de Honduras y marcan tendencia, pero desconocen o se hacen, que estas redes muchas veces se limitan a ser una caja de resonancia que fácilmente puede ser ignorada por los seudopolíticos. Digo seudo por que estos no son líderes, ya que, en vez de trabajar para darle certidumbre y tranquilidad a la población, en momentos de crisis, hacen todo lo contrario con lo que legislan.
Ser diputado debería ser un honor, un honor ganado y no recibido con artimañas y compra de conciencias. Pero, está claro que en Honduras es todo lo contrario.
Algo muy claro que debemos tener presente, es que, así como se ponen los diputados, los catrachos podemos a través del voto depurarlos del Congreso Nacional.
Para hacer esto, solo necesitamos que nos volquemos a las urnas masivamente, y saquemos a todos los que han vivido a lo largo de estos últimos años de la estructura del estado y que no han contribuido al desarrollo del país. Es el momento de elegir hombres y mujeres probas, para que después no nos arrepintamos de haber elegido nefastos padrastros de la patria.