Columnistas

¿Para qué sirven las radioemisoras?

Las que tienen definida su función (y lucro) están bien organizadas, sea en noticias (el modelo es ABC), comentarios, deportes, oficialidad (Radio Nacional, aunque no cubre el territorio).

Algunas incluyen secciones especializadas (política, internacionales, farándula, arte, chismes) pero escasas. Con excepción de Radio Panamericana (24/7) casi todas son enemigas de la música instrumental. No existe una emisora cultural en el país y la postrera que operó, hace décadas, fue creada por los militares, para que compruebes lo que afirmaba Ramón Oquelí: “Honduras, país del error”, sin demérito de aquel bello proyecto que benefició a la comunidad.

Entran luego las “ideologizadas”, para nada despectivo. Si lees mi libro “El Ojo Santo” te enterarás de que las ideologías pueden ser de derecha (fascistas, neoliberales) o izquierda (anarquistas, socialistas, comunistas) y a las que determina sólo el propósito: ¿procuran bien a la sociedad o explotarla? Así es que cuando un tonto de capirote diga que nos dejemos de ideologías explíquenle que si así fuera dejaríamos de emplear el pensamiento.

Entre esas se encuentra la reina de la educación política, Radio Progreso, y su saga Yarambala, Rama y socias de la Asociación Latinoamericana de Educación y Comunicación Popular (ALER).

Delante van pisteras emisoras religiosas (católicas, evangélicas); musicales e indiferentes a la estética e interesadas sólo en mover el fondillo (gruperas, románticas, baladas); de adulto contemporáneo y de calidad inodoro, dedicadas a miserias artísticas y reggaetón.

Pero no siendo experto en tales ambages sólo quiero decir que el Estado --dueño de frecuencias alquiladas a particulares-- desentendió por 40 años la función responsable de los medios que administra y los dejó hacer ignorando primero, y quitando después, sus obligaciones formativas y educativas.

El medio de comunicación es potencia, instrumento y poder. Imbeciliza o supera, hunde o eleva a su conglomerado. Vierte basura y será su pueblo un basural; si exalta justicia, ética y moral no tendríamos tantos asesinatos y corruptos.

La educación de la república no es sólo de familia y escuela sino de todas las instancias que posean órganos formadores de valoración y opinión. Y en eso el 90% de la radio hondureña marca cero.Peor, conducidas por ignorantes y analfabetos (chabacanes y hambrientos que sólo hablan de comida), incultos y vulgares (“me cago de risa”, afirman sin pudor, como si fuera la audiencia irrespetable, soportándolo esta sin protestar).

Y peor, sin saber que puede cursar el Diplomado de Locución de la Escuela de Locutores de SPS, en fin, podría describir y enumerar cuanto es el evidente y crudo deterioro del arte de la comunicación social y la necesidad de entrar a fondo, profundo fondo, en su corrección, tarea que corresponde al Estado, si el Estado no estuviera tampoco administrado por pencos culturales.Perdona estas verdades, chavo de micrófono a la boca que el patrón te dio para explotarte (como hizo conmigo en 1963 Radio Monserrat) sin exigirte calidad de gente.

No es tu culpa sino de los políticos barzones e indiferentes al amor: al personal, a que son infieles, y al identitario, que construye país. Perdona estas verdades, chavo de micrófono a la boca que el patrón te dio para explotarte (como hizo conmigo en 1963 Radio Monserrat) sin exigirte calidad de gente”.