El incidente del registro de loras y guaras retrata la situación actual de varios de los altos funcionarios del gobierno de Juan Orlando. Fue una acción que, por absurda y grosera, generó un rechazo masivo en cuestión de pocos días y las críticas no se dirigieron al Instituto de Conservación Forestal (ICF), sino directamente al mandatario, con lo cual los funcionarios provocaron un malestar colectivo donde no hay necesidad de hacerlo.
El argumento del ICF fue que “el registro se hace para evitar el comercio ilegal”, lo cual es completamente absurdo. No se combate el tráfico ilegal de aves carnetizándolas, es como decir que para combatir el comercio de cocaína se debe apresar a todos los consumidores de dicha droga, es ilógico.
Medidas ilógicas e impopulares, como la de los loros y pericos, generan indignación y descontento única y exclusivamente contra el Presidente de la República, quien no se entera de los desaguisados de sus funcionarios hasta que se producen las reacciones.
Cosas como estas contribuyen innecesariamente a crispar la tensión existente entre una parte de la ciudadanía contra el gobernante, lo hacen quedar en ridículo a él y nadie más.
Desde hace días vengo comentando en espacios radiales que una parte del equipo de funcionarios del gobierno actual, de las principales secretarías de Estado o instituciones importantes de gobierno, no son profesionales ágiles, proactivos, diligentes, enérgicos, creativos ni comprometidos con dejar bien parado a Juan Orlando. Más bien son funcionarios que casi no dan la cara, pasan encerrados, haciendo Dios sabe qué. Y en las condiciones tan delicadas en que está Honduras en lo económico, político y social, la exigencia hacia los que dirigen las instituciones estatales son mayores, deben entender eso y cambiar esa actitud.
Presidente Juan Orlando Hernández, usted está comenzando su segundo mandato rodeado de varios funcionarios que no están a la altura de las exigencias del momento, no cargue usted con esa aplastante cruz, tome medidas inmediatas.