Columnistas

Política sin oposición ni posición

Nuestra política vernácula es parodia, la misma torpeza de los mismos actores con resultados mediocres. Somos arriados para botar el voto a sabiendas de las mentiras contadas cada cuatro años que tratan de justificar para no cumplir.

Alejandro Jodorowsky asegura que “Los políticos agitan al pueblo antes de usarlo… Donde reina la corrupción, los jefes son corruptos”. ¿Alguien se atreve refutarlo? Si es político no le creo ni el bendito, si dice no serlo se vende al peor político y si es apático no le importa su condición de paria. Así somos, así estamos.

Salimos de los tres años y medio de politiquería distractora mientras los del poder lo abusan y entramos a la efervescencia electorera sabidos del espectáculo que veremos. Nada nos asusta, estamos curados de espanto con tantos farsantes, ignorantes y merolicos.

Como somos un país pequeño nos conocemos todos, ya sea por referencia, por acciones y por omisiones, pero el pueblo es tonto, me incluyo para no herir susceptibilidades, y le gusta oír sin escuchar y menos entender las peroratas repetidas sin límite de todos los discursantes sin distinción de sexo y color político con mucho cinismo y poco cacumen.

Nada de propuestas solo ofensas al contrincante que sienten vencerá como si insultarlo o demeritarlo le provoca mella ante sus correligionarios convencidos que el voto duro jamás cambiará con ataques personales, antes bien quien profiere estupideces aumenta sus sandeces en la medida que recibe el empuje de sus consejeros, por demás desfasados y curtidos de esa politiquería inescrupulosa y ponzoñosa.

El que la sabe perdida usa al saltimbanqui por fanfarrón bocón que delira grandeza sintiéndose lo que no es, no ha sido ni será. Jodorowsky recomienda “En todo momento difícil, recuerda que no eres lo que imaginas ser”, este consejo va para todos los que se quieren “sacrificar” siendo gobernantes.

El rector tampoco deja su “yo yo”, cierto que dirigió una universidad, pero de saber y poder todo a ser lo que pretende dista mucho. Quienes lo adversan ahora hipócritamente lo chinchinean diciéndole que ¡Como él, ni aquel! “Todo lo voy a corregir, estoy preparado”. Una cosa es criticar porque los pobres no tienen comida y otra es darles de comer.

El militar que vivió y disfrutó complacido y calladito los corruptos gobiernos que sirvió, ahora diciéndose impoluto los crítica. Este trío desafinado dice tener la solución del país.

La mentira mayor es su ego, se sobredimensionan ante la realidad que ayer no vieron ni vivieron y hasta ignoraron.

Por cómodos burgueses. Como nada está hecho bien ¿Cuál es la opción y posición que oferta la oposición? “Las palabras sin hechos no deben juzgarse como verdades”.

Todos, incluyendo al candidato de la reelección, hablan de que el flagelo de la corrupción corroe nuestra patria. Los escándalos son a diario, caen narcos, asesinos y delincuentes, pero los cerebros siguen delinquiendo desde sus esferas de influencia seguros que la corrupción que a todos envuelve no dejará nunca que ningún jefe caiga.

Patrick Leahy, senador gringo, sentencia “La corrupción es endémica en Honduras y mientras los altos funcionarios que se han beneficiado de este delito permanezcan en el cargo, poco o nada cambiará”. “Si quieres derrotar la corrupción debes estar listo para enviar a la cárcel a tus amigos y familiares”, “Hazlo, igual van a criticarte”.

“No quiero nada para mí que no sea para todos”. Pero sin posición ni oposición no hay opción política.