Muchos hemos crecido con la idea de no ser pobres, de pertenecer a la clase media. Nos avergüenza aceptar que sufrimos algunas situaciones que a menudo viven los más pobres. Vamos a enlistar algunos indicios que desnudan nuestra pobreza. Estas señales de pobreza nos provocan estrés, desesperación extrema, por ejemplo, cuando nos cortan el plan de nuestro celular porque no nos han pagado o porque el sueldo no nos ajustó para pagar la factura. Igual pasa cuando nos quitan el servicio de energía eléctrica, porque dejamos acumular varios meses de la factura de ese servicio tan importante. Otro indicador de pobreza aparece cuando nos hace falta el dinero para pagar la mensualidad o la colegiatura de nuestros hijos, en escuelas, colegios o universidades. Igualmente nos hace sentir pobres cuando vamos al mercado o supermercado y no podemos comprar todo lo que necesita nuestra despensa, cuando se nos antoja un corte de carne especial y tenemos que decidir entre ese gusto u otra necesidad del hogar. Igual sufrimos cuando tenemos que salir de un restaurante porque los precios son altos. Difícil y penoso es cuando en la caja del súper o la tienda no nos ajustó el dinero y tenemos que dejar algunos artículos para rebajar la cuenta, pero no hay peor señal de pobreza que aquella que sucede cuando la tarjeta de débito o crédito no tiene fondos y nos toca la vergüenza de irnos con las manos vacías. Terrible señal es cuando hay enfermo en casa y no tenemos ni para una pastilla de harina. Triste señal de pobreza cuando vienen las vacaciones y usted quiere ir con su familia de paseo, pero el presupuesto no da y hay que quedarse en casa enfrentando la incomodidad familiar. O es Navidad y queremos dar regalos a nuestros seres queridos, pero no hay dinero porque sacamos adelantado del aguinaldo. Quedarse sin combustible y sin dinero a mitad de camino o en una calle con alto tráfico vehicular es penosa señal de pobreza. Necesitar urgentemente hacer una llamada desde nuestro celular y no tener dinero para comprar la recarga más barata es decepcionante. Mientras tanto a pesar del estrés que causan estas indicaciones de pobreza seguimos pensando que somos clase media y nos ponemos la ropita de segunda los domingos, para ir a la iglesia a pedir a Dios el milagro de que el sueldo ajuste para pagar las deudas, porque eso sí es estresante, no poder pagar las deudas y tener que soportar las insistentes llamadas de los departamentos de cobro de bancos, cooperativas o prestamistas, que son casi lo mismo. Y la más difícil y dolorosa señal de pobreza: tener que pensar en algún momento de nuestra vida en irnos del país, dejar nuestra familia, para buscar mejores ingresos y hacer que los nuestros tengan la famosa vida mejor. Pero nos resistimos a aceptar que somos pobres y nos hundimos día a día en costumbres consumistas que la propaganda nos impone, y que nos hacen sufrir cotidianamente señales de pobreza. Faltaba la señal más actual de pobreza, querer ir a ponerme la vacuna del coronavirus a los Estados Unidos y no tener visa, o tener visa y no tener dinero para el pasaje. Lo peor de todo es ser un pobre inconsciente y estar en contra de los que luchan por nuestros derechos, censurar el sindicato que negoció nuestro contrato colectivo, o el colegio magisterial al que le debemos nuestros derechos y conquistas, y cada cuatro años tomar una bandera e ir a votar por los que hicieron las leyes y tomaron las decisiones que tienen al país en ruinas, haciéndonos creer que no somos pobres y que vivimos “en el país de las maravillas”.