La tasa de interés neutral es aquella que se considera no influirá en el nivel de inflación ni en el nivel de producción. En otras palabras, es una tasa de interés que, por un lado, compensa al capital, pero que, no generará incremento en el nivel general de precios y mantendrá la producción óptima, apropiado nivel de empleo y el equilibrio simultáneo en el mercado de bienes y del dinero.
La Tasa de Política Monetaria (TPM) tiene que establecerse de acuerdo con la tendencia de la inflación y el nivel de empleo. En el fondo, opera el concepto de la curva de Phillips que postula una relación inversa entre el porcentaje de desempleo y la tasa de inflación. En el caso de EUA, por ejemplo, se considera que las subidas en la tasa de interés decretadas por la FED llevaron a una reducción significativa de la inflación, proyectada a un 2.5-2.8%, y que todavía no es suficiente, para continuar bajando más rápido la tasa de interés desde el actual 4.5%. Pareciera que la inflación ya no reacciona a la TPM, que depende de otros factores, resistiéndose a descender al buscado 2%.
A mediados de 2022, la inflación en EUA se elevó hasta el 9.9% lo que obligó a elevar la tasa de interés de referencia con lo cual se logró reprimir a la demanda con la consiguiente reducción de precios. A pesar de esa medida contraccionista, la economía estadounidense fue capaz de sostener la generación de empleos, manteniendo tasas de desempleo menores al 4%, que para ellos, es el “pleno” empleo.
En el caso de la Unión Europea (UE), ocurre algo un tanto diferente a pesar de seguir un enfoque de política de la misma naturaleza al de los EUA. En 2022, el Banco Central Europeo (BCE) tomó decisiones similares al elevar la TPM y, cuando logró reducir la inflación después de varios meses, reinició un descenso gradual de la tasa de interés. La diferencia actual es el mayor ritmo de descenso hasta quedar en el 3% a finales de 2024. Las autoridades europeas están inclinadas a seguir recortando la tasa de interés y llegar a la tasa neutral en 2025, supuestamente a un rango entre 1.8%-2.0%. A pesar de esa ruta técnica bien definida, hay incertidumbre respecto a la sostenibilidad en la reactivación del consumo privado (y el nivel de actividad económica) debido a las preocupaciones por las decisiones arancelarias del nuevo gobierno estadounidense, la galopante fragmentación geopolítica y las convulsiones políticas al interior de algunos países miembros de la UE.
Sirva la ilustración para tratar de aplicar el tema a nuestra realidad tropical. Podemos estimar una tasa neutral para Honduras, pero sin olvidar que por ahora estamos teniendo una política monetaria ineficaz y con raquítica capacidad de transmisión hacia la economía real (producción y empleo).
En Honduras, aún estamos en la etapa en la que las autoridades, por falta de formación académica o de compromiso profesional, ni siquiera toman como referencia el nivel de empleo para tomar decisiones sobre la TPM. Mucho menos, en estimar apropiadamente la tasa neutral que permita estabilizar las principales variables económicas, alineándolas con el buen crecimiento económico y sobre todo, el avance en el desarrollo. La tasa neutral implica tener de referencia la producción potencial del país y para ello, hace falta aumentar sustancialmente las tasas de crecimiento económico.