De la rareza pasaron a la perplejidad al contarles que era de lo que se hablaba allá en nuestro solar hondureño, que políticos de corto entendimiento, seguidos por otros tipos de poca imaginación, pretendían despertar miedo en la población creyéndola tonta, como diría la frase española, nos quieren vender la moto de una supuesta conspiración en cada acción de la justicia contra los corruptos.
En todo el mundo se conoce la frondosa corrupción del gobierno anterior y sus insaciables funcionarios, que por llevarse algo se llevaron todo, y no digamos la participación directa e incalculable en el narcotráfico y el resto del crimen organizado; así que quisieron saber si los que andaban con estos cuentos eran del Partido Nacional.
Sin proponérmelo me llegó la imagen de Tomás Zambrano, Mario Pérez y otros de menor denominación, o los achichinques sin oficio que se mueven en redes sociales viendo qué consiguen, o los leales activistas que, aunque no lograron nada de los dinerales que saquearon sus jefes y ahora están en números rojos, insultan y pelean a muerte soñando con volver.
También me acordé del Partido Liberal, sobre todo de los recién llegados, que casi no tienen diferencia con los nacionalistas, desde Jorge Cálix hasta Nasralla y su reducida guarnición, y repiten instintivamente que hay un “Plan Venezuela” para encarcelar a los opositores.
Lo han manifestado incesantes hace varias semanas, siguiendo el guión, y para atizar el fuego les ha servido el requerimiento contra el precandidato nacionalista Nasry Asfura, forzando una analogía con la inhabilitación de la política venezolana María Corina Machado.
Nada que ver. Posiblemente, esta comparación tampoco le gustaría a la señora Machado, porque ella fue procesada por apoyar las sanciones de Estados Unidos contra su propio país, incitar al desorden y conspirar contra el presidente Maduro, es decir, por delitos políticos, no por corrupción.
Desde luego que estos politicastros sobrevuelan el ridículo, envalentonados porque todavía tienen el respaldo de medios y mediadores que también añoran los buenos tiempos del gobierno anterior, que para que lo defendieran financiaba a supuestos analistas, abogados, economistas, dizque dirigentes de sociedad civil y hasta pastores evangélicos.
Viene la campaña electoral y se pondrá peor. Ojalá que la política nuestra, incluidos todos los partidos, elevara su nivel, que los más capacitados pasaran al frente y aportaran inteligencia al debate, pensamientos, propuestas, acciones, que aprendiéramos algo, y estos personajillos de siempre dejarán de abrumarnos con su tragicomedia, más trágica que cómica.
