Ciertamente, no es bueno que la democracia y la corrupción sean camaradas, y que esta simbiosis enaltece a ambas. No es bueno que la democracia permita que la corrupción se modele como un ejemplo masificador y como una alternativa fácil y próspera en la sociedad. El pueblo hondureño no debe permitir que la corrupción manifieste sus atributos y se convierta en ejemplo natural de nuestra juventud y niñez.
Los hondureños están cansados de que en sus vidas cotidianas nada mejore, están cansados de que su existencia sea cada vez más pesada, cada vez más dura, están cansados de los sacrificios que se les impone sin ningún beneficio y todo este mal a causa de la corrupción y la incapacidad.¡Basta de corrupción e incapacidad!
Necesitamos un sistema político electoral limpio, donde los candidatos marcados por la corrupción estén fuera del sistema democrático, estén fuera del proceso electoral. Definitivamente, no se puede ni se debe seguir engañando al pueblo hondureño al permitir que candidatos que son inelegibles sean elegibles.Es claro que, si los filtros legales fallan, los electores con sus votos serán los verdaderos filtros para eliminar a los candidatos corruptos.
La ciudadanía, a pocos meses de las elecciones primarias y generales se muestra aprensiva, desconfiada, por lo que la alianza política electoral entre el orlandismo del Partido Nacional, el yanismo del Partido Liberal y el melismo del partido Libre puedan realizar, por lo tanto, claman a la comunidad internacional por seguridad electoral para evitar los fraudes. Existen gigantescos antecedentes.
La comunidad nacional e internacional son testigos de cómo políticos de los partidos Nacional, Liberal y Libre, hombres y mujeres ligados a la corrupción y al crimen organizado, con suma facilidad alcanzaron precandidaturas en primera instancia y luego candidaturas para participar en las elecciones generales resultando elegidos alcaldes, regidores, diputados, y presidente, ejercieron la autoridad y poder de sus cargos, pero, como resultante con esos vínculos de corrupción, algunos de ellos se encuentran prisioneros en el sistema de justicia estadounidense, para vergüenza de la nación hondureña.
Es hora de poner filtros para todos aquellos que aspiran a un cargo de elección popular a través de una norma de inelegibilidad o de ficha limpia. El elector tiene el derecho de escoger candidatos de vida biográfica limpia, libre de cualquier señalamiento y acción penal, es un derecho fundamental.
Existen normas de inelegibilidad de candidatos a cargos de elección popular en la Constitución y la Ley Electoral y de las Organizaciones Políticas, pero infelizmente el rigor de su aplicación ha estado ausente.
Finalmente, en esta efervescencia electoral resaltan dos precandidatos presidenciales que aún representan la capacidad y honestidad en Honduras, el ingeniero Luis Zelaya en el Partido Liberal y el licenciado Carlos Urbizo en el Partido Nacional. Existen esperanzas, gracias a Dios. Queda planteado