Las relaciones internacionales son determinantes para el desarrollo de cualquier país. Así quedó demostrado en el pasado reciente, al grado que el gobierno actual gasta inmensos recursos en recordarle a la población que su logro es lo que ocurriría inevitablemente, el retorno de Honduras al contexto internacional.
Pero mientras las pretensiones salvadoreñas se intensifican, su lenguaje se vuelve más agresivo y desarrollan una campaña internacional contra Honduras, el gobierno se dedica a abrir embajadas y establecer relaciones con países lejanos.
Aprovechando la coyuntura, desde El Salvador se ha iniciado una ofensiva tratando de crear un conflicto ficticio, incumpliendo la letra y espíritu de la sentencia de la Corte Internacional de Justicia en 1992, ratificada 10 años después.
Los gobiernos de Ricardo Maduro, Manuel Zelaya y Porfirio Lobo no la hicieron respetar. En los dos últimos, incluso se firmaron acuerdos con los gobiernos de El Salvador y Nicaragua, en donde se contempla una “Autoridad Trinacional”, que podría desconocer los derechos de Honduras en el Golfo de Fonseca, en la bocana y en el Océano Pacífico.
Durante las elecciones internas en Honduras, el presidente salvadoreño Mauricio Funes envió una protesta y acusó a Honduras que la usaba como tema político. La estrategia ha continuado por parte de su partido para la campaña de las elecciones de 2014.
En Honduras, el candidato liberal y el nacional, lo mismo que todos los hondureños, han defendido la isla Conejo. El candidato nacionalista convocó a los demás candidatos a izar la bandera en la isla. Este acto que se realiza todos los días por los miembros del Ejército Nacional nunca lo presenció como presidente del Congreso Nacional en funciones, lo cual sí hubiera tenido repercusión. Finalmente asistieron tres de ocho candidatos presidenciales.
El candidato liberal explicó que no asistió porque isla Conejo, como territorio nacional, está representada al izar la bandera en cualquier lugar de Honduras, y agregó como compromiso hacer que el Servicio Exterior y la Cancillería trabajen por el interés nacional.
La política de El Salvador ha sido no cumplir la sentencia. Pero hoy se suman, un puerto que no ha tenido los resultados esperados, factores electorales, y una oportunidad para comprar aviones, rompiendo el equilibrio militar de la región.
Es responsabilidad del gobierno garantizar la existencia del Estado, sin importar las circunstancias. Muchas cosas han cambiado, no son los años 80 cuando la guerra fría generaba enfrentamientos en Centroamérica y otras potencias empezaban a emerger.
Cuando Honduras mantenía estrechos vínculos con la política exterior de Washington, y la visión desde y hacia Estados Unidos era totalmente diferente en cuanto al tema de seguridad nacional.
Pero hay cosas que no han cambiado, como las pretensiones de El Salvador, o la desidia del gobierno de Honduras para tratar el tema soberanía y manejar la Cancillería como botín político.
Honduras requiere un presidente que utilice la política exterior como instrumento de desarrollo, que la dignifique, que haga respetar sus derechos soberanos en todo su territorio marítimo, y en isla Conejo, que entonces se constituirá en isla presidencial.