La orden que dio la Secretaría de Educación de que los niños regresen a clases presenciales este año lectivo 2022 vino nuevamente a mostrar el caos de un sistema educativo que está a muchos años luz para que alcance un nivel de calidad.
La decisión de un retorno a las aulas y la negativa de algunos docentes que argumentan que no se puede porque las instalaciones escolares se han deteriorado en los dos últimos años de pandemia es inaudita.
La infraestructura escolar siempre ha sido un mal crónico en el sistema educativo, donde el 90 por ciento del presupuesto se designa a pago de salarios y ahora hasta para la cancelación de las prestaciones laborales de los ministros y viceministros.
Que durante los dos últimos años de pandemia los centros de enseñanza se hayan terminado de deteriorar únicamente evidencia la desidia de las anteriores autoridades de Educación y de los mismos directores de los centros educativos que descuidaron el mantenimiento de las instalaciones bajo su responsabilidad.
El equipo de EL HERALDO Plus evaluó la situación de los 17,525 inmuebles educativos del país, detectando que el 17% no tienen acceso al agua, ni siquiera a través del servicio público, ríos o pozos, como usualmente ocurre en varios municipios.
Ahora que la Secretaría de Educación cayó en manos de dirigentes magisteriales, algunos cuestionados éticamente, no tendrá mayores argumentos para implementar una pronta recuperación de las escuelas y colegios.
“La magnitud del abandono de los centros educativos es tal que sería muy difícil dar una fecha, pero sí podemos decir que en estos primeros 100 días de gobierno podemos habilitar entre 1,000 y 1,500 escuelas”, dijo Daniel Sponda, nuevo ministro de Educación.
Que los niños regresen a las aulas es una urgencia, pero tienen que hacerlo bajo instalaciones con las condiciones pedagógicas, y ya vacunados con sus dos dosis anticovid.