El desempleo sigue siendo uno de los principales problemas en Honduras, pues golpea a un alto porcentaje de su fuerza laboral, principalmente los más jóvenes que, sin importar sus calificaciones académicas o especialización en otras actividades productivas, no encuentran, por más que busquen, una posición estable en el mercado laboral.
En los últimos cinco años, el empleo ha venido disminuyendo en el territorio hondureño y se estima que al menos 2.8 millones de personas tienen problemas relacionados con una fuente de trabajo, según cifras de organismos empresariales y de trabajadores que reclaman políticas públicas encaminadas a atacar de frente esta problemática que afecta principalmente a jóvenes.
Un estudio del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep) señala que la principal problemática es la subocupación, es decir, aquellos que trabajan pocas horas en la semana, pero que están disponibles para trabajar más o trabajan jornadas completas pero sus ingresos son inferiores al mínimo.
En ese mismo estudio resaltan, además, que en Honduras viven más de 971,000 jóvenes que no estudian ni trabajan, y que de ellos 700,000 son mujeres.
En las últimas semanas se ha anunciado el cierre de tres maquilas en la zona norte del país, con lo que se perderán unos 2,500 puestos de trabajo, lo que vendrá a agudizar aún más la crisis de desempleo y sus consecuencias, como el incremento de la pobreza, la violencia y la migración.
En estos momentos, los anuncios deberían estar encaminados a la apertura de más plazas laborales y no a la pérdida de las mismas.
Este es un problema complejo que no se resolverá de la noche a la mañana, pero no podemos continuar de brazos cruzados ante el agravamiento del mismo; es una situación que demanda la atención urgente de quienes gobiernan y quienes generan el empleo en la nación.
